“(…) Lo han matado, obligándole a morir
a Pedro, a Rojas, al obrero, al hombre, a aquél
que nació muy niñín, mirando al cielo,
y que luego creció, se puso rojo
y luchó con sus células, sus nos, sus todavías, sus hambres, sus pedazos.
(…)Su cadáver estaba lleno de mundo.”
César Vallejo
Andrés Figueroa Cornejo
Con 22 de experiencia, actividades en 24 ciudades de Argentina y 3 de Uruguay, más de 500 talleres y cursos, 60 encuentros y seminarios locales e internacionales, numerosos estudios y publicaciones, el Taller de Estudios Laborales (TEL) es uno de los contados empeños de acompañamiento y colaboración formativa para potenciar los intereses de los trabajadores en uno de los países con mayor sindicalización del mundo.
Oscar Martínez es co-Director de TEL y como sociólogo laboral forma parte de un equipo multidisciplinario, científico e independiente, que se desvive con escasos recursos por un quehacer de alcances estratégicos para la clase mayoritaria, la única que produce la riqueza y el valor en la sociedad, la que un día gobernará todas las relaciones de existencia.
En un piso compartido, atochado de anuncios y recordatorios, sencillo y cálido como refugio y laboratorio de asalariados, quien suscribe comparte un café con Oscar Martínez. De cara a la realidad, ofrece una completa panorámica de la situación del trabajo en Argentina. Con argumentos, con cifras, con pasión.
-Hace unos días, la Presidenta Fernández demandó con “rabia
contenida, sensatez y responsabilidad” (sic) a los trabajadores metalúrgicos
que están exigiendo un reajuste de un 25 % del salario, mientras la patronal
les oferta un 18 %. El 25 % es un guarismo de consenso público en relación a la
inflación existente.
“La metalurgia y sus paritarias es uno de los procesos más
importantes, no el único, de referencia hacia el resto del mundo de los
trabajadores con capacidad de negociación. En las décadas de los 60’ y 70’, los
metalúrgicos marcaban la tendencia al respecto. En la actualidad, también están
los camioneros, los bancarios, los docentes.
Ahora bien, el empresariado metalúrgico les ofrece un 18 % a los
obreros, y en cuotas, además. Como el Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos (INDEC) no es confiable para nadie, sobre todo a los datos de la
inflación, los trabajadores sólo están pidiendo conservar el poder adquisitivo
de su remuneración, no un aumento.”
-Un área de los trabajadores del Estado se bajó de su
reivindicación original de más de un 25 % de reajuste, y aceptaron el 21 % del
Estado empleador.
“Sólo uno de los sectores,
la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), que es de los más pro
gubernamentales.”
-La Presidenta pidió un esfuerzo a trabajadores y
empresarios para “ponerle el hombro al país”…
“Los asalariados están ganando lo mismo que en 1998; la
jornada laboral en Argentina es una de las más altas de América Latina y el
mundo (sobre las 47 horas semanales); oficialmente hay más de mil muertos al
año por accidentes laborales; existen enfermedades asociadas al trabajo de todo
tipo. ¿Qué otro esfuerzo quieren?”
-¿Qué efectos tiene que cualquier territorio laboral capaz
de negociar colectivamente firme acuerdos bajo el 25 %, en medio de un relato
oficial que no se agota de hablar de soportar la economía sobre el consumo del
mercado interno?
“Se pierde salario frente al alza del costo de la vida,
primero que todo. Pero otro aspecto grave es que nos encontramos ante un
contrasentido. En realidad, el Ejecutivo
cuenta con dos grandes líneas que contienen el modelo: todo lo que pueda
obtener de las exportaciones, de las retenciones agropecuarias y de lo poco que
queda en el país del extractivismo minero; y el mantenimiento de ciertos
niveles de consumo interno. Sin embargo, de acuerdo a los últimos discursos de
la Presidente, el gobierno quiere cumplir esas políticas bajo reglas asociadas
a ataques a los trabajadores (docentes, petroleros, asalariados del metro
subterráneo, etc.). En resumen, los reajustes deben ser aquellos que la
presidencia quiera. Es decir, se
pretende apostar al mercado interno, pero sin tocar las ganancias a las
empresas.”
-¿El gobierno busca mantener y aumentar la tasa de ganancia
de los dueños, del capital?
“Entre 2001 y 2011, fuera de todo mito, el salario real de
los trabajadores creció menos de un 2 %, mientras que el Producto Interno Bruto
(PIB) se incrementó un 90 %. El salario y el empleo aumentaron, efectivamente.
Con ello subió la masa salarial; pero mucho más engordó el PBI. Esa diferencia
es la ganancia creciente que tiene el empresariado.”
LOS TRABAJADORES QUE NO EXISTEN, EL SALARIO, LOS ESCLAVOS
-En Chile, vanguardia capitalista de América Latina, el
movimiento del capital se caracteriza por una incesante concentración de la
apropiación empresarial del excedente producido por los trabajadores, y las
enormes desigualdades sociales. ¿Qué ocurre en Argentina?
“En Argentina existe un fenómeno de concentración de la
riqueza que lleva décadas y décadas. Se observa fácilmente, por ejemplo, en el
sector de los alimentos básicos donde 4 o 5 empresas concentran la amplísima
producción de mercancías. En verdad, ese movimiento corresponde a la dinámica
general del capitalismo. La distribución de la riqueza empeora entre los
trabajadores, y además, Argentina es uno de los países que tiene una mayor
asimetría, inequidad, entre los propios salarios, dejando por un momento de
lado las distancias entre ingresos empresariales versus ingresos de los
trabajadores.”
¿Cuáles son las determinaciones de la diferencia
remuneracional entre asalariados?
“La dispersión salarial tan alta arrancó en 1975-76 con la
hegemonía del capital financiero y el cambio de acumulación capitalista; y se
profundizó en los 90’ con la flexibilidad laboral a través de la destrucción de
la negociación colectiva, la cual se ha retomado sólo los últimos años. Así y
todo, aquí enfrentamos un tipo de negociación por empresa, no por rama sectorial,
con componentes salariales muy variables. Por eso existen tantos lugares de
trabajo donde dos trabajadores que hacen lo mismo, obtienen distintos sueldos.
Asimismo, se ve una disparidad mayor, por ejemplo, entre un trabajador
petrolero y uno de la construcción o el comercio que son los que menos ganan.
Al respecto, según la Presidenta, el petrolero “gana mucho”. Lo que omite es
que el petrolero se desempeña en condiciones atroces, en campamentos aislados
de la sociedad y de sus familias.”
-¿Y qué ocurre con el trabajo “en negro” o ilegal en
comparación con el trabajo “en blanco” o formal y legal?
“Alrededor de una tercera parte de los trabajadores lo hace
“en negro”, y remuneran menos que los legales, no está registrados, no existen.
Carecen de jubilación, en algunos casos no tienen vacaciones pagadas; no
cuentan con protección sindical, están absolutamente indefensos. Sin embargo,
no hay que caer en la trampa que menciona la OIT cuando homologa al trabajo “en
blanco” como “trabajo digno o decente”. El trabajador puede estar registrado,
con todos los papeles en orden, pero sus condiciones laborales son terribles.”
-De acuerdo a investigaciones internacionales, la fuerza de
trabajo en Argentina correspondería a más de un 40 % de toda la población, esto
es, unos 17 millones de trabajadores. Sin embargo, las cifras oficiales hablan
de 8 millones de trabajadores “en blanco” y cerca de 3 millones “en negro”.
Además de entender esta opacidad de las cifras en todos los ámbitos como una de
las causas de un periodismo hegemonizado por la “opinología”, ¿a quién creerle?
“Mira, basta que nos quedemos con el 35 % oficial y ya es
una cifra altísima. Se dice que existe un 8 % de cesantía. Pero la tasa de
desocupación histórica del país se ubica en un 4 %. Si bien decreció el más de
un 20 % de desempleo de la crisis de principios del siglo XXI, hoy la tasa de
cesantía del país duplica el 4 % histórico. Hay que agregar a la población
desocupada, subocupada, la que no busca porque no va a encontrar, la que hace
cualquier cosa para sobrevivir.”
-¿Y el salario visto en perspectiva?
“El salario promedio hoy es poco más de la mitad de lo que
fue en la década de los 70’. Esto es, el poder adquisitivo de los salarios es
un 54 % de los salarios de entonces. En números, los trabajadores “en blanco”,
considerando las diferencias que existen dentro de la misma clase social,
remuneran entre 4 mil (US$ 897) y 4.900 pesos (US$ 1.098) mensuales. La cifra
desciende bastante si se toman en cuenta a los asalariados “en negro”, llegando
el promedio a 3.800 pesos al mes (US$ 850).”
-¿Por qué?
“Por la brutal caída de un 30 % de los sueldos provocada por
la dictadura militar en su momento. Por la recaída de la hiperinflación de 1989
debido a la “crisis Tequila”.
-Hace poco y con publicidad, se desbarataron tres talleres
textiles donde laboraban migrantes bolivianos y que la prensa calificó de “trabajo
esclavo”…
“Tal vez llamar a eso trabajo esclavo, como denuncia
política, no es incorrecto. No obstante, es una definición que no da cuenta del
hecho objetivo. En realidad, es trabajo capitalista en condiciones extremas de
explotación y expoliación, funcional a las grandes cadenas empresariales. Y no
sólo se encuentra en el área textil, donde en condiciones infrahumanas se
desempeñan personas para grandes marcas exportables. Del mismo modo ocurre en
la producción agropecuaria que termina con mercancías de valores altísimos en
el mercado mundial y que parten con mano de obra infantil. Pero en rigor no es
trabajo esclavo; no se trata de alguien que le
pertenece a un amo. Simplemente, la persona está vendiendo su fuerza de
trabajo al peor precio, incluso a cambio de un plato de comida, y en la más
degradante situación imaginable. Ni siquiera se trata de alguien que tiene un
amo que lo tendrá que mantener de por vida. Es el eslabón más precarizado de la
cadena capitalista, y no de pequeños empresarios, sino de grandes y
sofisticados sectores capitalistas.”
-En territorio de la
pequeña y mediana empresa se desempeña el 70 % de los trabajadores del
país…
“Es una tendencia mundial. Y buena parte de la ganancia de
la que se apropian esos empresarios, en concreto es transferida por distintos
caminos a los grandes capitales. Hay que pensar que la ganancia de los pequeños
auto partistas se queda en la gran
empresa automotriz; como hay que pensar que los pequeños negocios de comida a
bajo costo lo que en verdad hacen es abaratar la fuerza de trabajo para que el
gran empleador pueda pagar menos.”
LAS CONDICIONES DE EXPLOTACIÓN
-¿Un gobierno administrado por cualquiera de los
conglomerados y partidos de la llamada “oposición política” que está en el
Congreso, haría diferencia respecto del actual Ejecutivo para el pueblo
trabajador que habita Argentina?
“Si uno dejara ese papel al PRO (ultraliberalismo económico,
ultraconservadurismo social y cultural) o al Justicialismo alternativo
(ultraliberales), o al radicalismo (ídem), el mundo de los trabajadores estaría
peor. Al respecto, uno de los problemas de la izquierda es la incapacidad de
hacer matices y distinciones entre las componendas políticas y los propios
intereses de las distintas clases sociales. Ello aleja a la izquierda de los
trabajadores reales y concretos. Muchos trabajadores sienten y tienen motivos
objetivos para considerar que su situación mejoró respecto de las crisis más
recientes. Los miles de trabajadores que consiguieron empleo cuando antes no lo
tenían, por ejemplo. Por otra parte, entre un 60 a un 80 % son nuevos
trabajadores. Es decir, después de la hiperdesocupación y el crecimiento del
empleo, las nuevas generaciones de asalariados ven que existe en algunas partes
negociación paritaria, cierto aumento salarial (aunque sea puramente nominal) y
ocupación. De no hacer estas consideraciones, tendría que pensarse que los
trabajadores son estúpidos, cuando lo que pasa es que están menos mal que
antes, que hace una década.”
-El mejoramiento del salario y la tasa de empleo siempre se
hace en referencia comparativa al desastre económico de comienzos del siglo
XXI. ¿Qué acontece en otras facetas del trabajo?
“Lo que jamás se menciona es lo que pasa al interior de los
lugares de empleo. Nadie se ocupa del cómo se trabaja. Ningún gobierno ha
tocado la legislación relativa a la flexibilidad laboral, la polivalencia, la
arbitrariedad del empleador en materia de tiempos y horarios de trabajo, la
accidentabilidad, etc. Y sólo ha habido cambios significativos de las
condiciones laborales donde existen cuerpos de delegados sindicales fuertes.
Porque en las grandes paritarias, en un 90 %, únicamente se discute la remuneración.
Está fuera de agenda cómo se organiza el trabajo, las condiciones laborales y
la salud de los ocupados.”
-¿Y en el ámbito contractual?
“Está, antes que todo, el trabajo “en negro”, que en el
campo se dispara a un 70 % y es estacional. Por otro lado, hay una ley que se
usa de manera fraudulenta sobre el trabajo transitorio. Claro que existen
agencias de empleo eventual para ocupaciones, efectivamente eventuales (de
meses o días). Sin embargo, muchos trabajadores –metalúrgicos, por ejemplo-
llevan 10 a 15 años en agencias de trabajo eventual. Otra de las formas de uso
y abuso, aun del propio Estado, es tener asalariados como si fueran
cuentapropistas y que funcionan como monotributistas. Se encuentran obligados a
facturar como si fueran autónomos cuando en realidad trabajan en las
instalaciones del empleador, a órdenes de los jefes, con tiempos impuestos. El
Estado que dice combatir el trabajo “en negro” es uno de los principales
precarizadores. Otro ámbito grave corresponde a la tercerización o subcontratación
que se ha extendido a todas las ramas económicas. Naturalmente, se trata de una
estrategia patronal tanto para economizar mano de obra, como para dividir a los
trabajadores.”
CUERPOS DE DELEGADOS, ORGANIZACIÓN ESTRATÉGICA
-¿Por qué no se levantan, en general y masivamente, los
trabajadores frente a la realidad descrita?
“Argentina sufrió un golpe militar feroz; fue a una guerra
absurda y la perdió (Las Malvinas); tuvo dos episodios de hiperinflación que
para quien no los padeció resultan muy difíciles de entender (alza de precios
de los productos en sólo horas del mismo día); y un episodio de
hiperdesocupación. Todos esos fenómenos han minado la fuerza del movimiento
obrero. Los de arriba no lograron la desmovilización, porque a pesar de lo
anterior, continúa habiendo lucha y conflicto (subterráneo metropolitano,
alimentación, industria del neumático, etc.). De todas maneras, la
sindicalización en el país en el sector privado (desde más de 10 trabajadores
organizados) está en un 38 %, y en el Estado la afiliación es más alta todavía.
Sin duda, Argentina se haya entre las naciones con mayores niveles de
sindicalización del mundo.”
-¿Cómo se explica?
“Una de las
fortalezas del movimiento obrero argentino, es la existencia en los lugares de
trabajo de cuerpos de delegados elegidos por los trabajadores directamente
(afiliados y no afiliados), con capacidad de generar conflictos, organizar
asambleas, peticionar independientemente de las direcciones sindicales macro.
La presencia de los cuerpos de delegados, conocidos desde los 30’ del siglo XX,
es la manera en que los trabajadores han logrado resistir tanto. Por eso mismo,
desde los 50’, las patronales exigen que se les quite poder a los delegados. De
hecho, los principales procesos de recuperación de derechos conculcados los
últimos años han sido obra de los cuerpos de delegados.”
-¿Y cómo conviven los cuerpos de delegados con la poderosa
burocracia sindical?
“Todo el tiempo hay tensiones entre ambos espacios, todo el
tiempo hay acuerdos entre algunas direcciones sindicales y las empresas para
pasar por alto a los cuerpos de delegados. Si bien este tipo de organización
corresponde a un 13 % de los lugares de trabajo privados, están en las grandes
empresas, lo que resulta intolerable para la burguesía. Y lo dice abiertamente.
‘¿Cómo es posible que haya trabajadores que me puedan detener la producción?’”
-Entonces, de provocarse la necesaria puesta al día del
sindicalismo ante las nuevas formas de organización del trabajado asalariado
impuestas por la actual fase de reproducción capitalista, los cuerpos de
delegados jugarían un rol cardinal…
“Los primeros que enfrentan las nuevas formas de
organización capitalista son precisamente los cuerpos de delegados. ¿Quiénes
son los que están en los lugares de trabajo y sufren cotidianamente la súper
explotación? Los propios trabajadores del lugar que, a su vez, eligen a
aquellos, entre ellos mismos, que mejor representan sus intereses. En buenas
cuentas, para bien de los asalariados, resulta imprescindible la organización
en los lugares de trabajo y su participación democrática para revertir las
presentes relaciones de fuerzas con la patronal.”
PROLETARIZACIÓN DE LOS PROFESIONALES
-¿Qué sucede con la situación de los profesionales
universitarios?
“Lo que a mediados del siglo XX fue el profesional liberal,
el abogado, el arquitecto, el ingeniero, etc., con la chapa en la puerta, se
acabó. El caso más paradigmático se advierte en la salud, donde la mayoría de los médicos trabajan para obras
sociales, para clínicas, para el sector privado. Y en condiciones en las que se
les plantea cuánto tiempo tienen para atender, qué puede recetar y qué no, qué
tipo de exámenes pueden solicitar a la gente y cuáles no. Es decir, están
sometidos a normativas y relaciones idénticas a las de cualquier otro
asalariado. Asimismo, cada vez más crecen los estudios de abogados que laboran
para patronales, convertidos en mano de obra asalariada como cualquiera. Aquí
se está transitando del doctor, orgullo de la familia, hacia un trabajador que
corre de una clínica a otra, atendiendo mal porque no tiene tiempo. En
Argentina egresan muchos más profesionales de los que pueden conseguir empleo
en su profesión. Estamos frente a una sobrecalificación profesional, en la cual
hay profesionales trabajando de técnicos, técnicos trabajando de operarios, y
así. Por eso también existen muchos profesionales argentinos que migran a otros
países.”
LA CUESTIÓN DEL PODER
-Se “argentinizó” parte de YPF con los subsecuentes relatos
nacional desarrollistas del oficialismo, por un lado, y la estridencia crítica
y ultraliberal de la burguesía más dura expresada en la derecha
fundamentalista, por otro; pero el gobierno español acaba de estatizar el
cuarto principal banco de la plaza hispana para socorrerlo de su quiebra. ¿Cuál
es el contenido del Estado argentino?
“Estamos en una sociedad capitalista. Y en una sociedad
capitalista el Estado representa los intereses de las clases dominantes. Eso es
una generalidad que para hacer política no sirve demasiado. No es lo mismo
Carlos Menem o Duhalde que este gobierno. ¿Esto es lo que uno quiere? Por
supuesto que no. Uno quiere mucho más.”
-Dada tu larga experiencia en el mundo laboral, ¿puedes
advertir pistas que concurran al origen de una alternativa política propia del
pueblo trabajador?
“Estamos en un momento de mucho debate, de confusión. El
movimiento obrero argentino no está derrotado, pero pareciera estar en un
compás de espera. Hay prácticas menores muy combativas de organizaciones
realmente interesantes. Pero existe otro sector que aún confía en el gobierno
actual, lo que no significa obsecuencia eterna y no pelear por negociaciones
colectivas reñidas con las pretensiones del Ejecutivo. Se observan procesos de
recomposición parcial en algunos sectores.”
-¿El pueblo trabajador argentino es capaz de luchar por
mejores condiciones salariales y laborales exclusivamente, o palpita en su seno
la convicción de poder político? ¿Cómo se resuelve fotográficamente ese
movimiento en el momento actual y de acuerdo a su historia?
“Históricamente, el movimiento obrero argentino se ha
planteado el problema del poder. Claro que hay que establecer que la constante
de los trabajadores organizados a escala mundial se reduce a la lucha por
mejorar las condiciones en que vende su fuerza de trabajo. Esto tiene ver con
la conciencia. Si la clase trabajadora quisiera ir mucho más allá, se hubiera
tomado el poder en muchas partes. Pero sobre el combate por el poder está la
década de los 70’. Ello fundamenta políticamente la dictadura militar de 1976 y
que la inmensa mayoría de los desaparecidos hayan sido trabajadores,
dirigentes, activistas. La burguesía sabe muy bien dónde golpear.”
-¿Y los trabajadores saben dónde golpear?
“Al menos en los lugares de trabajo donde están decididos a
pelear, saben dónde golpear.”
-¿Cuál es la relación entre los partidos de izquierda de
Argentina y el pueblo trabajador concreto?
“Aunque resulte obvio, la izquierda adolece de una inserción
masiva en el movimiento obrero del país. Ahora, también es cierto que toda
lucha de trabajadores siempre se encuentra gente de izquierda. Más allá de lo
correcto o no de las tácticas, siempre
existe militancia de izquierda en la pelea de los asalariados. A diferencia de
otros países, en Argentina la izquierda no está a la cabeza de las centrales
sindicales.”
“LA HISTORIA ESTÁ ABIERTA”
-Lo que me asombra es la cantidad de juventud que participa
en lo que existe de movimiento de los trabajadores, de las luchas ambientales
consecuentes, de los pueblos originarios, de la diversidad sexual. Como más me
asombra cómo, a contrapelo de los derrotistas y los enemigos de la humanidad,
la imagen señera de Ernesto Guevara habita como actualidad en el corazón de
esos jóvenes, aunque el punto de sintonía inicial sea puramente romántico o
emocional. “El Che” adquiere formas, desde las luchas más riesgosas hasta los
actos más sencillos, que no por ello tan necesarios, de solidaridad.
“En los lugares de trabajo, en las movilizaciones, las
marchas de Derechos Humanos hay una fortísima participación de la juventud.
Algunos parecen haberlo descubierto ahora, pero data de hace mucho. Alguien
tendrá que estudiar (que sea tal vez un sociólogo que tenga más tiempo que yo)
cómo se transmite la conciencia de lucha y de clase. Porque si bien los de
arriba han quebrado muchas cosas, los jóvenes están militando, saben cómo hacer
un corte, un paro. Es verdad, hay muchos jóvenes que han naturalizado la precarización
y la flexibilidad laboral. Sin embargo, siempre están los que se rebelan frente
a ello. Y aunque desconocen los tecnicismos de la pelea sindical, no desconocen
cómo luchar. En el activismo joven existe una búsqueda muy poderosa.”
-¿Y la convicción de lucha de esa juventud podría
convertirse en vocación de poder?
“Espero que sí. Muchos ya saben que sin vocación de poder,
la lucha será un ciclo permanente de caer y levantarse. Y hay otros que portan
una intuición de justicia que simplemente pelean y sólo les falta que
incorporen elementos para tener la certeza de que no basta ganarle un metro a
la patronal. La historia está abierta.”
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