lunes, 29 de octubre de 2012

China necesita su propio sueño


Fuente: El Mercurio


Sabemos quién será el próximo líder del Partido Comunista, pero no si tiene un sueño diferente al americano. Porque si es exactamente igual, entonces necesitamos otro planeta.  

THOMAS L. FRIEDMAN The New York Times 
El 8 de noviembre es la fecha que China estableció para el 18º Congreso Nacional de su Partido Comunista. Ya sabemos quién será el próximo líder del partido: el Vicepresidente Xi Jinping. Lo que no sabemos es lo que importa: ¿Xi tiene un "sueño chino" que sea diferente del "sueño americano"? Porque si el sueño de Xi para la clase media emergente de su país -300 millones de personas que se espera que aumenten a 800 millones para 2025- es exactamente como el sueño americano (un gran auto, una casa grande y Big Macs para todos), entonces necesitamos otro planeta.

Pase una semana en China y verá por qué. Aquí tenemos un artículo del Shanghai Daily del 7 de septiembre: "Shanghai tal vez enfrente una escasez de los recursos hídricos si la población continúa aumentando desmesuradamente... La capacidad actual del suministro de agua de la ciudad era de unas 16 millones de toneladas por día, lo cual alcanza para cubrir la demanda de 26 millones de personas. Pero una vez que la población llegue a los 30 millones, la demanda subirá a 18 millones de toneladas por día, excediendo la capacidad actual". Shanghai alcanzará los 30 millones de habitantes en, más o menos, ¡siete años!
"El éxito en el sueño americano", señala Peggy Liu, fundadora de Colaboración Conjunta Chino-Estadounidense en Energía Limpia, o Juccce, "solía significar simplemente una casa, una familia de cuatro personas y dos autos, pero ahora ha escalado a un consumo evidente. China simplemente no puede seguir ese camino, o despojarán al planeta de recursos naturales para fabricar todo aquello que los chinos quieran consumir".
Liu, titulada del MIT y ex consultora de la prestigiosa firma McKinsey, sostiene que hoy los chinos anhelan crear una nueva identidad nacional, una que funda los valores chinos tradicionales, como el equilibrio, el respeto y el movimiento continuo, con su realidad urbana moderna. Ella piensa que la creación de un "sueño chino" sustentable que rompa el vínculo histórico entre crecimiento del ingreso y el consumo cada vez mayor podría ser una parte de esa nueva identidad, que podría resonar en todo el mundo.

Juccce ha estado trabajando con alcaldes y redes sociales chinas, expertos en sustentabilidad y agencias de publicidad occidentales para catalizar los hábitos sustentables en la clase consumidora emergente, redefiniendo la prosperidad personal -algo nuevo para muchos chinos- como tener "más acceso a mejores productos y servicios, no necesariamente poseyéndolos, sino también compartiéndolos; así todos obtienen un pedazo de un mejor pastel".

Eso significa, entre otras cosas, mejores transportes, espacios públicos y viviendas, con edificios más eficientes en el uso de energía, como también más oportunidades de aprendizaje y comercio electrónicos que reduzcan los viajes cotidianos. Enfatizar en el acceso versus propiedad no es sólo más sustentable, ayuda a mitigar la fricción que surge de las diferencias entre ricos y pobres. En realidad, Juccce traduce el "sueño chino" como un "sueño armonioso y feliz" en mandarín. (Lo "Verde" no vende en China).
Los chinos están más abiertos a esto que nunca. Hace una década, la actitud predominante era "Hey, ustedes estadounidenses: ensuciaron por 150 años. Ahora nos toca a nosotros".
Hace algunas semanas estuve en el primer día de clases del Instituto de Diseño y Planificación Urbana de la Universidad de Tongji en Shanghai y pregunté a los estudiantes si pensaban aún de esa forma. La respuesta fue muy diferente. Zhou Lin, un graduado que estudia sistemas energéticos, aseguró, mientras sus compañeros asentían con la cabeza: "Puede politizar este tema tanto como quiera, pero, al final, no nos hace ningún bien". Ya no se trata de justicia, precisó. China es la más beneficiada si va por una senda de crecimiento "más limpia".
Decir que China necesita su propio sueño no exime a estadounidenses o europeos de redefinir los suyos. Todos tenemos que reconsiderar cómo sostenemos a una creciente clase media con ingresos cada vez más altos en un mundo que se está calentando. De lo contrario, la convergencia del calentamiento, el consumo y la sobrepoblación significarán un crecimiento mortal.

El plan quinquenal más reciente de China -hasta 2015- fijó metas de sustentabilidad impresionantes para reducir la intensidad energética e hídrica por unidad del PIB. Todos estos objetivos son críticos para la limpieza ambiental del país, pero no son suficientes, sostiene Liu. Puesto que las ventas minoristas han crecido 17% al año desde 2005 y los ingresos urbanos 150% en la última década, "el gobierno también debe tener un plan para encauzar el comportamiento del consumidor hacia un camino sustentable", agrega. "Pero aún no lo tiene".
Por lo tanto, Xi Jinping tiene dos desafíos muy diferentes de los que tuvo su predecesor. Tiene que asegurar que el Partido Comunista siga gobernando -pese a la presión ciudadana por reformas- y eso exige un crecimiento más alto con el fin de mantener a la población contenta con el control del partido. Pero también tiene que manejar todos los aspectos negativos de ese crecimiento; desde las desigualdades de ingresos cada vez más grandes hasta la contaminación asfixiante y la destrucción medioambiental, pasando por la migración masiva del campo a la ciudad.

La única forma de conciliar todo eso es con un nuevo "sueño chino" que enlace las expectativas de prosperidad del pueblo con una China más sustentable. ¿Xi sabe eso y, si lo sabe, puede mover el sistema con la rapidez suficiente? Mucho depende de las respuestas a esas preguntas.

Los chinos anhelan crear una nueva identidad nacional, una que funda los valores chinos tradicionales, como el equilibrio, el respeto y el movimiento continuo, con su realidad urbana.

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