miércoles, 16 de abril de 2014

La constitución de la clase obrera chilena y de sus organizaciones.


Pablo Nyns[1]
Traducción Patricio Guzmán S.

“La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder (…)”[2]. Así comienza Las venas abiertas de América Latina que explica como este continente ha sido sistemáticamente saqueado durante siglos. Este pillaje también tuvo lugar en Chile, cuyos recursos fueron saqueados al servicio del imperialismo norteamericano y europeo. El reporte de una comisión gubernamental chilena de 1902 mostró que 97,7% de las exportaciones chilenas eran destinadas a Europa o Estados Unidos.[3]

A principios de los años 1890, la dependencia comercial de Chile respecto a Inglaterra era más importante que aquella de la India. Entre dos tercios[4] y tres cuartos de sus exportaciones se dirigían hacia la metrópolis británica.[5] Los capitalistas ingleses poseían el transporte marítimo y ferroviario, así como el sistema financiero. De esta manera, Chile sufrió un desarrollo desigual respecto a la metrópolis británica que dominaba su economía y la dirigía a su conveniencia. Sin embargo este desarrollo también sería combinado. En efecto, el capital británico fue invertido masivamente para aumentar la producción y los medios de comunicación. De esta manera, al momento de su independencia en 1810, después de 250 años de colonización española, Chile era un país principalmente agrario[6], pero la penetración del capital británico desarrollará una industria importante principalmente minera. Esto conducirá a la rápida constitución de una clase obrera numerosa y concentrada. La población chilena pasa a ser mayoritariamente urbana desde 1927.[7]

La economía chilena estaba concentrada casi exclusivamente en el salitre. En 1911 este constituía 81%de las exportaciones y 60% de las entradas fiscales del país[8]. Pero cuando el procedimiento Haber-Bosch[9] fue puesto a punto en 1913, la economía se hundió. El cobre no tardó en tomar el lugar del salitre y, con el los Estados Unidos tomarían el lugar de Inglaterra, pasando así a ser el nuevo amo económico de Chile. De esta manera, “entre 1914 y 1918, la participación norteamericana en el comercio de exportación chileno pasó de 19,8% a 64%” y en cuanto al flujo de capitales de EE.UU. este era “625.000 en 1904, 16,7 millones en 1915 y 305 millones en 1929”[10]. Los yacimientos más importantes de cobre pertenecían a la Anaconda Copper Mining Co. Y a la Kennecot Copper Co. Hasta su nacionalización por la Unidad Popular en 1970.[11] Hay que notar que para esta fecha el cobre constituía el 77% de las exportaciones chilenas y que los Estados Unidos detentaban el 80% de estas mismas exportaciones, o sea el 61% del total de exportaciones del país.[12] No obstante, el capital norteamericano invadía igualmente el sistema financiero: en 1940, “54% del total del capital invertido por los Estados Unidos en América Latina”[13] se encontraba en Chile. Sin embargo, este proceso se ralentizará después de la Segunda Guerra Mundial.[14]

La clase obrera chilena nació sobretodo en las minas y en consecuencia las primeras luchas obreras tuvieron lugar allí a partir de la mitad del siglo XIX. No obstante ella no consiguió crear todavía sus organizaciones de clase.[15]
No fue hasta cerca de 1900, bajo la influencia de militantes anarquistas, que ella se forja sus primeros instrumentos. Estos se propagaran rápidamente en el país. Así se desarrollarán las primeras mutuales, las mancomunales[16] y las primeras luchas de masas. Una huelga general, llamada “Semana roja” paralizó el país en 1905[17] En 1912, Luis Emilio Recabarren[18], obrero tipógrafo, influenciado por los acontecimientos de 1905 en Rusia y por sus contactos con militantes de la II Internacional, fundará el Partido Obrero Socialista.[19]  Siete años más tarde él conquistará la dirección de la Federación Obrera de Chile.[20] En 1922, el partido se transformará en Partido Comunista Chileno (PC).[21]
Pero la rápida organización de la población y sus luchas sociales de mayor amplitud conducirán a la clase dirigente a cometer numerosas y sangrientas masacres incluso en términos latinoamericanos. Estas comenzaron comenzaron con la primera gran huelga de los obreros del puerto de Valparaíso en 1903 (30 muertos) después la “huelga de la vianda” en Santiago dos años más tarde (200 muertos). Luego la masacre de Santa María de Iquique en 1907 (aprox. 2.000 muertos), la masacre de Punta Arena en 1920, la de La Coruña (3.000 muertos) en 1925, Ranquil en 1934 (60 muertos), etc.[22]

En 1924 fue la intervención de los jóvenes militares que obligó al Congreso a adoptar las reformas sociales propuestas por el presidente Alessandri, entre ellas un sistema de Seguridad Social.[23]
Poco tiempo después los golpes y contragolpes de Estado se suceden a un ritmo acelerado.[24]  Es después de uno de ellos que Marmaduque Grove[25] proclama una “República Socialista” que durará trece días.  En los últimos seis meses de este solo año no hay menos que cuatro golpes de Estado, de los cuales el último impone el retorno al orden constitucional.

Paralelamente la crisis económica de 1929 golpea duramente el país. Él era totalmente dependiente de la demanda internacional de productos primarios que estaban en plena pérdida de velocidad[26]. El valor de las exportaciones chilenas caerá, entre 1929 y 1932, en 88% y el presupuesto del Estado fue reducido en 55% en el mismo periodo. Más de 60.000 mineros de 100.000 fueron privados de empleo.

Es durante este periodo de crisis económica que nacería el Partido Socialista Chileno (PS). Fue formado por militantes todavía marcados por la República Socialista de Grove, en una época donde el PC seguía la política sectaria impuesta por la Komintern estalinista, y reagrupó gran cantidad de pequeños grupos de izquierda que provenían de horizontes muy diferentes. Se encontraban antiguos anarquistas, cristianos de izquierda, trotskistas, comunistas expulsados del PC o incluso francmasones[27]. Su línea política estaba globalmente más a la izquierda que aquella del PC y él no se identificaba absolutamente con la línea de la II Internacional Social Demócrata. Pero la variedad de sus orígenes comprometía la formación de una línea política clara y firme[28]. En fin, muy rápidamente el comienza a disputar al PC el control del movimiento obrero chileno y adquiere una influencia mayor, aunque con bases menos firmes en el sector minero e industrial[29].

Cuando los efectos de la crisis comenzaron a atenuarse, en 1938, Chile fue el tercer y último país, después de Francia y España, en conocer un Frente Popular[30]. Aún cuando su nombre cambia[31] después de algunos años y que el PS no lo apoya siempre, los trazos esenciales de su política permanecerán los mismos hasta 1948. La idea para la izquierda era desarrollar una política anti imperialista y desarrollar una industria nacional. Así, fueron tomadas muchas medidas en favor de la modernización, especialmente con subvenciones e intervenciones del Estado, rebajas de derechos de aduana para la importación de maquinaria y de nuevos créditos favorables para las empresas[32]. Además, la reducción de importaciones de productos manufacturados europeos durante la Segunda Guerra Mundial provoca una cierta industrialización en el subcontinente latinoamericano. Chile conoce una cierta prosperidad hasta 1953. Pero ni la burguesía chilena ni el imperialismo perderán en lo fundamental la base económica de su poder[33].

Es durante este periodo que aparece el personaje de Allende[34].  Nacido en 1908, médico, nieto de un senador radical y gran maestre de la francmasonería chilena, el fue miembro fundador del Partido Socialista chileno y fue director de gabinete del Presidente durante el Frente Popular de 1938, después ministro en 1942 y senador en 1945.

Salvador Allende será candidato socialista a las elecciones  presidenciales por primera vez en 1952, y llegará cuarto con 51.975 votos[35].  En esas elecciones fue elegido presidente de la República el general Ibañez[36], con una fuerte mayoría[37]. Él ya había gobernado Chile, imponiendo un régimen autoritario entre 1927 y 1931, pero en la línea del peonismo argentino, del varguismo brasilero y del MNR boliviano, en esta ocasión el implementa una política populista. Esta política fue llevada adelante durante los tres primeros años de presidencia por un gobierno de tipo bonapartista definido por el historiador chileno, Luis Vitale, como “un gobierno que pretende jugar el rol de arbitro entre las clases, apoyándose sobretodo en la burguesía industrial para contener las presiones del proletariado y otras veces apelando a la ayuda de los trabajadores para chantajear al imperialismo y a la oligarquía.”[38]

Es en este contexto que se forma la Central Única de Trabajadores (CUT), en febrero de 1953, después de un proceso de unificación dirigido por Clotario Blest[39], un cristiano revolucionario sin partido aparente. Sin embargo, con el fin de la guerra de Corea, y la caída del precio del cobre, el país se hunde otra vez en la crisis. Dos años más tarde la inflación llega al 70% e Ibañez gira su política a la derecha, bloqueando los salarios, y provocando el desarrollo del desempleo, afectando tanto a la clase obrera como al campesinado. Ante esto, la nueva CUT conducirá la respuesta obrera y dirigirá ese año una de las huelgas generales más importantes que haya conocido el país[40].  Las luchas obreras se intensifican contra el aumento del costo de la vida que llega al 80% de promedio en los dos últimos años.[41] Fueron utilizados nuevos métodos más combativos como el bloqueo de caminos, barricadas y ocupaciones de fabricas. Entre fines de marzo y comienzo de abril  de 1957, estallan combates violentos entre manifestantes de un lado y carabineros y el ejército de otro que dejan más de cuarenta muertos[42].

En el plano político esta situación se traduce por una recuperación electoral espectacular de la izquierda. Así, en las elecciones presidenciales de 1958, Salvador Allende, candidato del Frente de Acción Popular, alianza de muchos partidos de izquierda, especialmente PS y PC, solo obtiene 35.000 sufragios menos que el candidato independiente de derecha, Jorge Alessandri.[43]

Durante la presidencia de Alessandri, hubo una llegada masiva de capitales extranjeros en el sector secundario que crearon enormes enclaves industriales[44], particularmente en Santiago y en Concepción. En 1940 las inversiones norteamericanas eran de  6 millones de dólares.  En 1960 se las evalúa en 100 millones[45]. En 1967, hay más plantas de montaje de automóviles en Chile que en Estados Unidos[46]. En 1964, doce empresas controlaban el 50% del capital industrial[47]. De esta manera la dependencia de Chile respecto al capital extranjero cambia de carácter. Ella no estaba basada más solamente sobre la apropiación por el imperialismo de recursos primarios, si no también de sectores fundamentales de la industria.

Entre 1952 y 1964, los gobiernos sucesivos de Ibáñez y de Alessandri hicieron llamados masivos a los capitales y a los préstamos norteamericanos. Pero esta política no tuvo otro efecto que aumentar la influencia norteamericana sobre la economía: entre 1958 y 1964, la deuda exterior se multiplica por tres, llegando a dos mil millones de dólares.

Durante esos años, pasa progresivamente al control del PC[48], aún cuando los socialistas y democratacristianos permanecen presentes masivamente.
Así, a comienzos de los años 60, Chile poseía uno de los únicos movimientos obreros latinoamericanos muy similares al nivel de sus formaciones a los movimientos obreros de Europa; con un Partido Socialista, un Partido Comunista, una central sindical única y organizaciones a su izquierda reclamándose de una ideología más revolucionaria.





[1] Historiador Belga. Este artículo originalmente escrito en francés es parte del libro “LES CORDONES INDUSTRIALES AU CHILI DE 1972 – 1973”.
[2] E. Galeano. Las venas abiertas de América Latina. Siglo XXI, 2003.
[3] L. Vitale. Interpretación marxista de la Historia de Chile. Barcelona. Editorial Fontamara, 1980, Tomo V, p.16.
[4] C.Cassassus Montero. Travail et travailleurs au Chili, Paris. Editions La decouverte, 1984, p.13.
[5] E. Galeano, Las venas abiertas, op. cit. P. 197.
[6] C. Cassassus Montero. Travail et travailleurs, op. cit., p.12.
[7]  J. Magasich. “Les mouvements sociaux au Chili (1967 – 1973)”, en J.  Magasich (dir.), Actes du colloque international : Chili, pays laboratoire, Bruxelles, Edition: Maison de l’Amerique Latine SEUL ASBL, 1998, p 40.
[8] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p. 19.  
[9] El procedimiento Haber-Bosch es un procedimiento químico industrial que sirve para fijar el nitrógeno del aire.
[10] C.Cassassus Montero. Travail et travailleurs, op.cit., p. 18.
[11] E. Galeano. Las venas abiertas, Op.cit., p.200.

[12] A. Uribe. Le libre noir de líntervention américaine au Chili
[13] C.Cassassus Montero. Travail et travailleurs, op.cit., p. 18.
[14]  Ibid., p.19.
[15] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.41.
[16] Primeras organizaciones sindicales chilenas, en 1904, 15 organizaciones representando 20.000 afiliados se reunieron en la primera Convención Nacional de las mancomunales en Santiago.
[17] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.45-47.
[18] Luis Emilio Recabarren Serrano, nació el 6 de julio de 1876 en Valparaíso y murió el 19 de diciembre de 1924 en Santiago.
[19] H. Cancino Troncoso. La Problemática del Poder Popular en el Proceso de la Vía Chilena al Socialismo 1970-1973, Aarhus, Aarhus University Press, 1988, p.66.
[20] Sindicato Obrero creado en 1909.
[21] El Partido Comunista de Chile era, en ese momento, el partido comunista más poderoso de América Latina en término de miembros y de influencia sobre la clase obrera.  Para una historia completa de la formación del Partido Comunista Chileno cf. S. Grez Toso, Historia del Comunismo en Chile, Santiago, LOM Ediciones, 2011.
[22] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.50 & 121. – R. Debray, Entretiens avec Allende sur la situation au Chili, Paris, Editions Francois Maspero, 1971, p. 31.
[23] C.Cassassus Montero. Travail et travailleurs, op.cit., p. 17.
[24] H. Cancino Troncoso, La Problemática, op.cit., p.68.
[25] Ibid., p. 69.
 Marmaduque Grove Vallejo, nació el 6 de julio de 1878 en Copiapó y murió el 15 de mayo de 1954 en Santiago, en el momento del putsch era Comandante en Jefe del Ejercito del Aire.
[26] Ibid. , p.69.
[27] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.125
[28] Durante la época que nos interesa, entre 1965 y 1973, se podía más o menos definir dos líneas políticas: una social demócrata favorable a la acción parlamentaria, representada entre otros por Allende y otra que se reclamaba revolucionaria influenciada por la revolución cubana y las ideas trotskistas y que era animada por  Altamirano.
[29] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p. 125.
[30] En el sentido de alianza entre partidos obreros y partidos burgueses, cf. L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.129

[31] Alianza Democrática en 1942.
[32] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.132.

[33] J. Del Pozo. Historia de América Latina y del Caribe, Santiago, LOM ediciones, 2009, p.175.
[34]  Salvador Allende Gossens, nació el 26 de junio de 1908 en Santiago y murió el 11 de septiembre de 1973 en Santiago.
[35] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.141.

[36] Carlos Ibáñez del Campo, nació el 3 de noviembre de 1877 en Linares y murió el 28 de abril de 1960 en Santiago.
[37] J. Del Pozo. Historia de América, op.cit., p.176.
[38] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.143.
[39]  Clotario Blest Riffo, nació el 17 de noviembre de 1899 en Santiago y murió el 31 de mayo de 1990 en Santiago.
[40] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.145.
[41]  Ibid., p. 149.
[42]  Ibid., p. 150.
[43]  Jorge Alessandri Rodriguez, nació el 19 de mayo de 1896 en Santiago y murió el 31 de agosto de 1986 en Santiago.
[44] J. Magasich, Pouvoir formel et Pouvoir reel au Chili (1972-1973), Bruxelles, Université Libre de Bruxelles, 1980, p. 106.
[45] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.155.
[46] C.Cassassus Montero. Travail et travailleurs, op.cit., p. 23.
[47] L. Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.157.
[48] A. Joxe, Le Chili sous Allende, Paris, Editions Gallimard/Julien, 1974, p.138.

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