Pablo
Nyns[1]
Traducción
Patricio Guzmán S.
“La división
internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar
y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina,
fue precoz: se especializó en perder (…)”[2].
Así comienza Las venas abiertas de América Latina que explica como este
continente ha sido sistemáticamente saqueado durante siglos. Este pillaje
también tuvo lugar en Chile, cuyos recursos fueron saqueados al servicio del
imperialismo norteamericano y europeo. El reporte de una comisión gubernamental
chilena de 1902 mostró que 97,7% de las exportaciones chilenas eran destinadas
a Europa o Estados Unidos.[3]
A principios de los años 1890, la dependencia
comercial de Chile respecto a Inglaterra era más importante que aquella de la
India. Entre dos tercios[4]
y tres cuartos de sus exportaciones se dirigían hacia la metrópolis británica.[5]
Los capitalistas ingleses poseían el transporte marítimo y ferroviario, así
como el sistema financiero. De esta manera, Chile sufrió un desarrollo desigual
respecto a la metrópolis británica que dominaba su economía y la dirigía a su
conveniencia. Sin embargo este desarrollo también sería combinado. En efecto,
el capital británico fue invertido masivamente para aumentar la producción y
los medios de comunicación. De esta manera, al momento de su independencia en
1810, después de 250 años de colonización española, Chile era un país
principalmente agrario[6],
pero la penetración del capital británico desarrollará una industria importante
principalmente minera. Esto conducirá a la rápida constitución de una clase
obrera numerosa y concentrada. La población chilena pasa a ser mayoritariamente
urbana desde 1927.[7]
La economía chilena estaba concentrada casi
exclusivamente en el salitre. En 1911 este constituía 81%de las exportaciones y
60% de las entradas fiscales del país[8].
Pero cuando el procedimiento Haber-Bosch[9]
fue puesto a punto en 1913, la economía se hundió. El cobre no tardó en tomar
el lugar del salitre y, con el los Estados Unidos tomarían el lugar de
Inglaterra, pasando así a ser el nuevo amo económico de Chile. De esta manera, “entre
1914 y 1918, la participación norteamericana en el comercio de exportación
chileno pasó de 19,8% a 64%” y en cuanto al flujo de capitales de EE.UU. este
era “625.000 en 1904, 16,7 millones en 1915 y 305 millones en 1929”[10].
Los yacimientos más importantes de cobre pertenecían a la Anaconda Copper
Mining Co. Y a la Kennecot Copper Co. Hasta su nacionalización por la Unidad
Popular en 1970.[11] Hay
que notar que para esta fecha el cobre constituía el 77% de las exportaciones
chilenas y que los Estados Unidos detentaban el 80% de estas mismas exportaciones,
o sea el 61% del total de exportaciones del país.[12]
No obstante, el capital norteamericano invadía igualmente el sistema
financiero: en 1940, “54% del total del capital invertido por los Estados Unidos
en América Latina”[13]
se encontraba en Chile. Sin embargo, este proceso se ralentizará después de la
Segunda Guerra Mundial.[14]
La clase obrera chilena nació sobretodo en las
minas y en consecuencia las primeras luchas obreras tuvieron lugar allí a
partir de la mitad del siglo XIX. No obstante ella no consiguió crear todavía
sus organizaciones de clase.[15]
No fue hasta cerca de 1900, bajo la influencia
de militantes anarquistas, que ella se forja sus primeros instrumentos. Estos
se propagaran rápidamente en el país. Así se desarrollarán las primeras
mutuales, las mancomunales[16]
y las primeras luchas de masas. Una huelga general, llamada “Semana roja”
paralizó el país en 1905[17]
En 1912, Luis Emilio Recabarren[18],
obrero tipógrafo, influenciado por los acontecimientos de 1905 en Rusia y por
sus contactos con militantes de la II Internacional, fundará el Partido Obrero
Socialista.[19] Siete años más tarde él conquistará la
dirección de la Federación Obrera de Chile.[20]
En 1922, el partido se transformará en Partido Comunista Chileno (PC).[21]
Pero la rápida organización de la población y
sus luchas sociales de mayor amplitud conducirán a la clase dirigente a cometer
numerosas y sangrientas masacres incluso en términos latinoamericanos. Estas comenzaron
comenzaron con la primera gran huelga de los obreros del puerto de Valparaíso en
1903 (30 muertos) después la “huelga de la vianda” en Santiago dos años más
tarde (200 muertos). Luego la masacre de Santa María de Iquique en 1907 (aprox.
2.000 muertos), la masacre de Punta Arena en 1920, la de La Coruña (3.000
muertos) en 1925, Ranquil en 1934 (60 muertos), etc.[22]
En 1924 fue la intervención de los jóvenes militares
que obligó al Congreso a adoptar las reformas sociales propuestas por el
presidente Alessandri, entre ellas un sistema de Seguridad Social.[23]
Poco tiempo después los golpes y contragolpes
de Estado se suceden a un ritmo acelerado.[24]
Es después de uno de ellos que
Marmaduque Grove[25]
proclama una “República Socialista” que durará trece días. En los últimos seis meses de este solo año no
hay menos que cuatro golpes de Estado, de los cuales el último impone el
retorno al orden constitucional.
Paralelamente la crisis económica de 1929
golpea duramente el país. Él era totalmente dependiente de la demanda
internacional de productos primarios que estaban en plena pérdida de velocidad[26].
El valor de las exportaciones chilenas caerá, entre 1929 y 1932, en 88% y el
presupuesto del Estado fue reducido en 55% en el mismo periodo. Más de 60.000
mineros de 100.000 fueron privados de empleo.
Es durante este periodo de crisis económica que
nacería el Partido Socialista Chileno (PS). Fue formado por militantes todavía
marcados por la República Socialista de Grove, en una época donde el PC seguía
la política sectaria impuesta por la Komintern estalinista, y reagrupó gran
cantidad de pequeños grupos de izquierda que provenían de horizontes muy
diferentes. Se encontraban antiguos anarquistas, cristianos de izquierda,
trotskistas, comunistas expulsados del PC o incluso francmasones[27].
Su línea política estaba globalmente más a la izquierda que aquella del PC y él
no se identificaba absolutamente con la línea de la II Internacional Social Demócrata.
Pero la variedad de sus orígenes comprometía la formación de una línea política
clara y firme[28].
En fin, muy rápidamente el comienza a disputar al PC el control del movimiento obrero
chileno y adquiere una influencia mayor, aunque con bases menos firmes en el
sector minero e industrial[29].
Cuando los efectos de la crisis comenzaron a
atenuarse, en 1938, Chile fue el tercer y último país, después de Francia y
España, en conocer un Frente Popular[30].
Aún cuando su nombre cambia[31]
después de algunos años y que el PS no lo apoya siempre, los trazos esenciales
de su política permanecerán los mismos hasta 1948. La idea para la izquierda
era desarrollar una política anti imperialista y desarrollar una industria
nacional. Así, fueron tomadas muchas medidas en favor de la modernización,
especialmente con subvenciones e intervenciones del Estado, rebajas de derechos
de aduana para la importación de maquinaria y de nuevos créditos favorables
para las empresas[32].
Además, la reducción de importaciones de productos manufacturados europeos
durante la Segunda Guerra Mundial provoca una cierta industrialización en el
subcontinente latinoamericano. Chile conoce una cierta prosperidad hasta 1953.
Pero ni la burguesía chilena ni el imperialismo perderán en lo fundamental la
base económica de su poder[33].
Es durante este periodo que aparece el
personaje de Allende[34]. Nacido en 1908, médico, nieto de un senador
radical y gran maestre de la francmasonería chilena, el fue miembro fundador
del Partido Socialista chileno y fue director de gabinete del Presidente
durante el Frente Popular de 1938, después ministro en 1942 y senador en 1945.
Salvador Allende será candidato socialista a las
elecciones presidenciales por primera
vez en 1952, y llegará cuarto con 51.975 votos[35]. En esas elecciones fue elegido presidente de
la República el general Ibañez[36],
con una fuerte mayoría[37].
Él ya había gobernado Chile, imponiendo un régimen autoritario entre 1927 y
1931, pero en la línea del peonismo argentino, del varguismo brasilero y del
MNR boliviano, en esta ocasión el implementa una política populista. Esta
política fue llevada adelante durante los tres primeros años de presidencia por
un gobierno de tipo bonapartista definido por el historiador chileno, Luis
Vitale, como “un gobierno que pretende jugar el rol de arbitro entre las
clases, apoyándose sobretodo en la burguesía industrial para contener las
presiones del proletariado y otras veces apelando a la ayuda de los
trabajadores para chantajear al imperialismo y a la oligarquía.”[38]
Es en este contexto que se forma la Central
Única de Trabajadores (CUT), en febrero de 1953, después de un proceso de
unificación dirigido por Clotario Blest[39],
un cristiano revolucionario sin partido aparente. Sin embargo, con el fin de la
guerra de Corea, y la caída del precio del cobre, el país se hunde otra vez en
la crisis. Dos años más tarde la inflación llega al 70% e Ibañez gira su
política a la derecha, bloqueando los salarios, y provocando el desarrollo del
desempleo, afectando tanto a la clase obrera como al campesinado. Ante esto, la
nueva CUT conducirá la respuesta obrera y dirigirá ese año una de las huelgas
generales más importantes que haya conocido el país[40].
Las luchas obreras se intensifican
contra el aumento del costo de la vida que llega al 80% de promedio en los dos
últimos años.[41]
Fueron utilizados nuevos métodos más combativos como el bloqueo de caminos,
barricadas y ocupaciones de fabricas. Entre fines de marzo y comienzo de
abril de 1957, estallan combates
violentos entre manifestantes de un lado y carabineros y el ejército de otro
que dejan más de cuarenta muertos[42].
En el plano político esta situación se traduce
por una recuperación electoral espectacular de la izquierda. Así, en las
elecciones presidenciales de 1958, Salvador Allende, candidato del Frente de
Acción Popular, alianza de muchos partidos de izquierda, especialmente PS y PC,
solo obtiene 35.000 sufragios menos que el candidato independiente de derecha,
Jorge Alessandri.[43]
Durante la presidencia de Alessandri, hubo una
llegada masiva de capitales extranjeros en el sector secundario que crearon
enormes enclaves industriales[44],
particularmente en Santiago y en Concepción. En 1940 las inversiones
norteamericanas eran de 6 millones de
dólares. En 1960 se las evalúa en 100
millones[45].
En 1967, hay más plantas de montaje de automóviles en Chile que en Estados
Unidos[46].
En 1964, doce empresas controlaban el 50% del capital industrial[47].
De esta manera la dependencia de Chile respecto al capital extranjero cambia de
carácter. Ella no estaba basada más solamente sobre la apropiación por el
imperialismo de recursos primarios, si no también de sectores fundamentales de
la industria.
Entre 1952 y 1964, los gobiernos sucesivos de Ibáñez
y de Alessandri hicieron llamados masivos a los capitales y a los préstamos
norteamericanos. Pero esta política no tuvo otro efecto que aumentar la
influencia norteamericana sobre la economía: entre 1958 y 1964, la deuda
exterior se multiplica por tres, llegando a dos mil millones de dólares.
Durante esos años, pasa progresivamente al
control del PC[48],
aún cuando los socialistas y democratacristianos permanecen presentes
masivamente.
Así, a comienzos de los años 60, Chile poseía
uno de los únicos movimientos obreros latinoamericanos muy similares al nivel
de sus formaciones a los movimientos obreros de Europa; con un Partido
Socialista, un Partido Comunista, una central sindical única y organizaciones a
su izquierda reclamándose de una ideología más revolucionaria.
[1] Historiador Belga. Este artículo
originalmente escrito en francés es parte del libro “LES CORDONES INDUSTRIALES
AU CHILI DE 1972 – 1973”.
[2] E. Galeano. Las venas abiertas de
América Latina. Siglo XXI, 2003.
[3] L. Vitale. Interpretación marxista
de la Historia de Chile. Barcelona. Editorial Fontamara, 1980, Tomo V, p.16.
[4] C.Cassassus Montero. Travail et
travailleurs au Chili, Paris. Editions La decouverte, 1984, p.13.
[5] E. Galeano, Las venas abiertas, op. cit.
P. 197.
[6] C. Cassassus Montero. Travail
et travailleurs, op. cit., p.12.
[7] J. Magasich. “Les mouvements
sociaux au Chili (1967 – 1973)”, en J. Magasich (dir.), Actes du colloque
international : Chili, pays laboratoire, Bruxelles, Edition: Maison de l’Amerique
Latine SEUL ASBL, 1998, p 40.
[8] L. Vitale. Interpretación marxista,
op.cit., p. 19.
[9] El procedimiento Haber-Bosch es un
procedimiento químico industrial que sirve para fijar el nitrógeno del aire.
[10] C.Cassassus Montero. Travail et
travailleurs, op.cit., p. 18.
[11] E. Galeano. Las venas abiertas,
Op.cit., p.200.
[12] A. Uribe. Le libre noir de
líntervention américaine au Chili
[13] C.Cassassus Montero. Travail et
travailleurs, op.cit., p. 18.
[14] Ibid., p.19.
[15] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.41.
[16] Primeras organizaciones sindicales
chilenas, en 1904, 15 organizaciones representando 20.000 afiliados se reunieron
en la primera Convención Nacional de las mancomunales en Santiago.
[17] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.45-47.
[18] Luis Emilio Recabarren Serrano,
nació el 6 de julio de 1876 en Valparaíso y murió el 19 de diciembre de 1924 en
Santiago.
[19] H.
Cancino Troncoso. La Problemática del Poder Popular en el Proceso de la Vía
Chilena al Socialismo 1970-1973, Aarhus, Aarhus University Press, 1988, p.66.
[20] Sindicato Obrero creado en 1909.
[21] El Partido Comunista de Chile era, en
ese momento, el partido comunista más poderoso de América Latina en término de
miembros y de influencia sobre la clase obrera.
Para una historia completa de la formación del Partido Comunista Chileno
cf. S. Grez Toso, Historia del Comunismo en Chile, Santiago, LOM Ediciones,
2011.
[22] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.50 & 121. – R. Debray,
Entretiens avec Allende sur la situation au Chili, Paris, Editions Francois
Maspero, 1971, p. 31.
[23] C.Cassassus Montero. Travail et
travailleurs, op.cit., p. 17.
[24] H. Cancino Troncoso, La
Problemática, op.cit., p.68.
[25] Ibid.,
p. 69.
Marmaduque Grove Vallejo, nació el 6
de julio de 1878 en Copiapó y murió el 15 de mayo de 1954 en Santiago, en el
momento del putsch era Comandante en Jefe del Ejercito del Aire.
[26] Ibid.
, p.69.
[27] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.125
[28] Durante la época que nos interesa,
entre 1965 y 1973, se podía más o menos definir dos líneas políticas: una
social demócrata favorable a la acción parlamentaria, representada entre otros
por Allende y otra que se reclamaba revolucionaria influenciada por la
revolución cubana y las ideas trotskistas y que era animada por Altamirano.
[29] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p. 125.
[30] En el sentido de alianza entre
partidos obreros y partidos burgueses, cf. L. Vitale. Interpretación
marxista, op.cit., p.129
[31] Alianza Democrática en 1942.
[32] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.132.
[33] J. Del Pozo. Historia de América
Latina y del Caribe, Santiago, LOM ediciones, 2009, p.175.
[34] Salvador Allende Gossens, nació el 26 de junio
de 1908 en Santiago y murió el 11 de septiembre de 1973 en Santiago.
[35] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.141.
[36] Carlos Ibáñez del Campo, nació el 3
de noviembre de 1877 en Linares y murió el 28 de abril de 1960 en Santiago.
[37] J. Del Pozo. Historia de América,
op.cit., p.176.
[38] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.143.
[39] Clotario Blest Riffo, nació el 17 de noviembre
de 1899 en Santiago y murió el 31 de mayo de 1990 en Santiago.
[40] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.145.
[41] Ibid., p. 149.
[42] Ibid., p. 150.
[43] Jorge Alessandri Rodriguez, nació el 19 de
mayo de 1896 en Santiago y murió el 31 de agosto de 1986 en Santiago.
[44] J. Magasich, Pouvoir formel
et Pouvoir reel au Chili (1972-1973), Bruxelles, Université Libre de Bruxelles,
1980, p. 106.
[45] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.155.
[46] C.Cassassus Montero. Travail et
travailleurs, op.cit., p. 23.
[47] L.
Vitale. Interpretación marxista, op.cit., p.157.
[48] A. Joxe, Le Chili sous Allende,
Paris, Editions Gallimard/Julien, 1974, p.138.
No hay comentarios:
Publicar un comentario