martes, 18 de octubre de 2011

ACTUALIDAD DE LA COMUNA DE PARÍS

Octubre 2011: ACTUALIDAD DE LA COMUNA DE PARÍS


UN TRABAJO PIONERO DE RAMÓN GARCÍA RODRIGUEZ

“La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva.En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.”(José Saramago)

En el 150 aniversario de la primera edición del Manifiesto Comunista, Ramón García Rodríguez divulgó un trabajo de su autoría, tituladoManifiesto Comunista y Dictadura del Proletariado. Título cargado de ortodoxia. Para nada innovador en el rótulo pero con algunas ideas y líneas de investigación pioneras. En el 2001, un puñado de sus leales, lo publica como folleto en una edición pequeña, como parte de lo que denominaron Materiales del Balance del Socialismo Peruano 1918 – 2001. Diez años, después de esa edición rústica, entregamos a nuestros lectores ésta versión corregida y aumentada por el propio autor.

García Rodríguez escribe a propósito de ésta edición:

«Le agradezco el envío de su anterior. No he hallado el escrito a máquina (pues en esos años no había aún PC[1]) ni el folleto impreso. Pero gracias a su envío, lo he leído y corregido. Sólo he agregado un párrafo de cinco líneas, referente a la lucha de clases, descubierta y tratada por los teóricos de la Revolución Francesa (Cap. I). Lo demás son algunas correcciones y precisiones ortográficas. Una actualización requeriría de un apéndice, pero me parece que no es necesario ahora.

Cuando Lenin escribió acerca de la Comuna de París, aún no había estallado la revolución de 1905, “ensayo general” de la revolución de Octubre. Después asimiló lo que surgió ahí, el Soviet (Consejo) a la Comuna. Entonces, la posición de Marx-Engels es general, abstracta, mientras que la de Lenin es particular, concreta. Ambas tienen su valor como guía; pero eso requiere que analicemos como estudiosos y no como jueces.

El feudalismo es uno en lo internacional, pero es variado en su expresión nacional. Aparte del feudo, en Francia se basaba en las comunas; en España se basaba en los municipios (y sólo en Castilla, no en Aragón). En Rusia no existía esta base, y de ahí la poderosa opresión feudal contra los mujiks y el mir (antigua comunidad prefeudal). No he podido conocer cuál era la base en China, pero ahí la aldea estaba muy diseminada en todo el territorio chino. Por eso el Soviet fue una novedad, muy bien captada por Lenin al compararlo a la Comuna y así darle un valor hasta internacional.

En nuestra mamapacha había dos bases, el ayllu ancestral y el municipio castellano. El ayllu fue derrotado en la rebelión de Túpac Amaru. El municipio, en Cabildo Abierto se levantó contra la alcabala (el IVA de entonces). Y así tenemos la República bicentenaria.

Cuando se analiza una experiencia exterior, no se trata de fungir de censor fiscal ni juez sino de sacar lecciones que nos puedan servir. Ése fue el objetivo del escrito, y por eso puede tener actualidad. Para nada se menciona el “revisionismo” ni el “socialismo real”, pero eso no significa que se le apoye o denigre.

Por eso, me parece bien que junto al artículo difunda los escritos de Lenin. Ojala pudiera usted hacer un resumen del muy valorado estudio de Lissagaray (que participó en la Comuna, y terminó de yerno de Marx) en todo caso, lo que importa es cómo nos puede servir esa experiencia para nuestros planteamientos del Perú Integral y del Socialismo Peruano. Y ahí la actualidad que usted quiere plantear a debate.»

Así es como García examina hoy su creación de 1998.

Un debate tiene actualidad cuando las necesidades prácticas lo exigen. Crisis terminal en la economía, dificultades crecientes en la gobernanza y profunda descomposición de las clases dominantes, son factores que promueven una apremiante búsqueda de una puerta de salida al pantano en que se encuentra la humanidad. La Comuna de París y los Soviets tienen un valor – guía en el debate actual; son los arquetipos del pasado que sirven de guía en una controversia futurista.

Hoy ya nadie duda, en medios intelectuales, que el presente siglo XXI dará a luz una nueva realidad socio-económica. La posibilidad revolucionaria en la abundancia es el sueño del socialismo internacional que hoy está cada vez más cercano. La tecnología y la industria moderna tienden a unir a la sociedad mientras que la propiedad privada de los medios de producción la disuelve en mil fragmentos. Esta contradicción condena a la humanidad a la extinción como especie pero, al mismo tiempo, abre la posibilidad del derrumbe por conmoción de la dictadura del capital. En este escenario, sólo la clase obrera puede ser la fuerza liberadora, ceñida de grilletes, que lidere la última etapa del Macro ciclo clasista del sistema humano.

En el debate sobre la Comuna de París, como “la forma política al fin encontrada de la emancipación”, como “abolición” del poder de Estado, como realización de la república social. Los intelectuales como verdaderos peritos forenses husmean entre los vestigios del crimen. La intensidad de ésta búsqueda ilustra la emergencia (urgencia) de esta legitimidad nueva. La experiencia de la Comuna de París ha inspirado formas de autoorganización y autogestión populares aparecidas en las crisis revolucionarias: consejos obreros, soviets, comités de milicias, cordones industriales, asociaciones de vecinos, comunas agrarias, que tienden a desprofesionalizar la política, a modificar la división social del trabajo, a crear las condiciones de extinción del Estado en tanto cuerpo burocrático separado de la sociedad. En éste siglo el debate sobre la experiencia de los obreros de París, alcanzará nuevas cumbres, en las formas nacionales de resolver la antítesis del poder en el anti poder ("La Comuna no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra", Engels).

Ramón García Rodríguez, en su opúsculo Manifiesto Comunista y Dictadura del Proletariado, nos propone algunas observaciones al experimento bolchevique. Una de sus conclusiones: “Entonces, la dictadura del proletariado de Lenin es diferente a la dictadura del proletariado de Marx y Engels.” ¡Incuestionable! ¡Qué duda cabe! Nada puede ser idéntico en la historia social ¡a pesar de la analogía! La diferencia reside en la identidad pero la diferencia es la que marca la diferencia. El clima, la biología, las circunstancias y el tiempo son distintos y, por tanto, su concreción histórica tiene que ser diferente. Sólo un dogmático puede esperar que la dictadura del proletariado en Lenin sea idéntica a la dictadura del proletariado en Marx. Es pura insensatez hacer la misma cosa con diferentes ingredientes y esperar un resultado idéntico. Para abrir nuevos caminos, hay que inventar, hay que experimentar, hay que correr riesgos, hay que romper las reglas, hay que equivocarse… y hay que divertirse. Y es que si no estás dispuesto a equivocarte, nunca llegarás a nada original.

Es preciso recordar que Marx y Engels nunca prepararon un plan detallado para la sociedad transicional. Y no podían hacerlo de otro modo porque el materialismo no inventa ni profetiza el futuro como Casandra de la mitología griega. Este (plan) sólo podía ser realizado por la clase obrera bajo circunstancias de inminencia o realización concreta. Sin embargo, como ciertas características generales pueden bosquejarse anticipadamente, estudiando la dinámica del desarrollo capitalista, Marx se adelantó a la historia a partir de la breve experiencia de la Comuna de Paris. Experiencia que es usada como paradigma y punto de comparación en los debates del movimiento socialista nacional e internacional. Por eso, García en 1998, en ocasión del 150 Aniversario del Manifiesto Comunista, se propone recuperar esas lecciones enterradas por el tiempo. Un debate futurista parte del presente apoyándose en un pasado que se abre paso a pesar del presente.

La vida no consiste en buscarse a sí mismo, sino en crearse a sí mismo. Y esto es válido para los pueblos como para cada uno de los átomos del universo humano. El Perú del siglo XXI tiene en el sueño de José Carlos Mariátegui el punto de apoyo que posibilita remover las viejas montañas de la opresión – explotación del Perú fragmentado y enfrentado. El reto del Perú es recrearse en un Perú Integral: “No es mi ideal el Perú colonial ni el Perú incaico sino un Perú integral”; lúcida solución de continuidad que unifica las tres tradiciones (incaica, española y republicana) en una, la tradición socialista.

Trece años después de su primera divulgación, entre amigos y camaradas, ponemos a la consideración de nuestros lectores éste pionero esfuerzo de Ramón García Rodríguez. Publicaremos como apéndice, en sucesivas entregas, tres documentos de la pluma de V.I. Lenin: 1. un fragmento del Prefacio a la Traducción Rusa de las Cartas de C. Marx a L. Kugelmann, 2. el Párrafo Final del artículo la Comuna de París y los objetivos de la Dictadura Democrática, 3. La Comuna de París y las Tareas de la Dictadura democrática.

Tacna, 18 de Octubre 2011Edgar Bolaños Marín

[1] Una aclaración: en 1998, las PC ya formaban parte de un buen porcentaje de hogares en el planeta. El 2001, vía electrónica, Ramón García nos envió una copia de ese archivo. Es probable que el archivo se le haya extraviado a nuestro amigo.


MANIFIESTO COMUNISTA Y DICTADURA DEL PROLETARIADO

Presentación

El proceso de formación nacional de nuestro país cuenta ya con sólidas tradiciones. Tradición incaica (precolombina), pues con ella comienza nuestra propia identidad nacional. Tradición española pues "no renegamos, propiamente, la herencia española, renegamos la herencia feudal". Tradición republicana, pues con ella deslindamos los campos con el colonialismo y volvimos a ser dueños de nuestro propio destino. Este es, precisamente, el aporte de José Carlos Mariátegui a la teoría de la cuestión nacional.

La primera generación del socialismo peruano irrumpió en la escena política en los años veinte. Y con la obra de JCM insurgió nuestra cuarta tradición nacional, nuestra tradición socialista. Por eso, es deber nuestro hacer un alto en el camino para analizar las vicisitudes de nuestra cuarta tradición nacional en este siglo estremecedor.

Después de un intercambio inicial, un grupo de activistas de la 3ra. Generación y 4ta. Generación del socialismo peruano acordamos impulsar, metódica y perseverantemente, el debate de este balance, que cuenta ya con importantes puntos de referencia.

El desarrollo de este debate nos da respuesta a los acontecimientos del pasado siglo XX. Entonces, participemos también pues "todo debate se abre para los que opinan no para los que callan".


MANIFIESTO COMUNISTA Y DICTADURA DEL PROLETARIADO

«Esto quiere decir que los combates de 1848 no han pasado en vano; tampoco han pasado en vano los 45 años que nos separan de esa etapa revolucionaria. Sus frutos comienzan a madurar.»Federico Engels. 1º de febrero de 1893

El Manifiesto del Partido Comunista, breve documento programático de menos de 40 páginas, apareció en Londres, febrero de 1848. Relegado a segundo plano durante años, en 1872 fue prologado en nueva edición por sus autores, Carlos Marx y Federico Engels, quienes agregaron un tema de capital importancia, la entonces reciente experiencia de la Comuna de París.

Ahora, dejados atrás los combates de 1848, los 70 días de la Comuna de París de 1871, los 70 años del Soviet Bolchevique de1917, ¿se puede decir que los 150 años de lucha del proletariado internacional, del pueblo trabajador por una sociedad sin explotadores ni explotados, "tampoco han pasado en vano"? En el sesquicentenario del Manifiesto del Partido Comunista, es pertinente tratar esta importante cuestión.

I

El Manifiesto del Partido Comunista (MPC) plantea como fundamental la cuestión del Poder, esto es "la cuestión de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos desarrollada que ésta revista" (pág. 37). Ya antes había planteado Marx que "En el transcurso de su desarrollo, la clase obrera sustituirá la antigua sociedad civil por una asociación que excluya las clases y su antagonismo; y no existirá ya un poder político propiamente dicho, pues el poder político es precisamente la expresión oficial del antagonismo de clases dentro de la sociedad civil" (Miseria de la Filosofía, pág. 142).

Poder político, dominio, Estado, gobierno, democracia, son términos que figuran en el MPC de comienzo a fin. Pero, algo extraño, no figura el término república; y, más extraño aún, no figura el término dictadura del proletariado, o simplemente dictadura. ¿Tiene algo que ver esto con la vigencia del MPC?

Estado y gobierno son términos modernos. La cultura greco-latina usaba los términos democracia (gobierno del pueblo) y república (cosa pública), relativas a gobierno. Pero, ¿cuáles son los términos relativos a Estado?

En el MPC aparecen los términos dominio, dominación (del latíndominus, dominare = señor, señorío). Sólo por fuera del MPC Marx y Engels emplearon, antes y después, el término dictadura, dictadura del proletariado, que Carlos Kautsky, el teórico de la II Internacional, calificara de "palabreja" (des Wértchens) Pero, ¿por qué, Marx acuñó el término Dictadura del Proletariado?

En primer lugar, no son lo mismo los términos despotía, tiranía, dictadura. Despotía, del griego despotes = señor, dueño, indica sobre todo la arquitectura de "la más tosca forma de Estado, el despotismo oriental" (Engels, Anti-Duhring, pág. 221). Tiranía, del griego tyranos = reyezuelo, sólo indica al que usurpa el poder político o abusa de él. La novela Tirano Banderas, 1926, del escritor español Ramón del Valle Inclán, quedaría muy mal con el título Dictador Banderas, p.e. Pero, si antes se diferenciaba bien tirano de dictador, ahora se usan como sinónimos, lo que aumenta la confusión.

Dictadura, del latín dictaturam, era en Roma toda una dignidad y cargo. El dictador (de dictare = emitir fallos), era un magistrado supremo y extraordinario, nombrado en circunstancias excepcionales. Elegido por los cónsules y a petición del Senado, una vez investido (potestas), tenía a su cargo la totalidad del poder ejecutivo. Por eso, Marx no se habría propuesto acuñar términos como tiranía del proletariado, despotía del proletariado, o simplemente dominación del proletariado. Pero, ¿por qué Marx acuñó el término Dictadura del Proletariado?

Cuando surgió el MPC, ocurría una abierta lucha contra el Estado. Fuertes contingencias de trabajadores exigían su abolición. La anarquía (sin dominio) cobraba fuerza con su consigna de abolición inmediata del Estado. Por eso, tempranamente los teóricos del anarquismo, Bruno Bauer, Max Stirner, fueron criticados por Marx y Engels en La Sagrada Familia, 1845; y Pierre Joseph Proudhom fue criticado en Miseria de la Filosofía, 1847. Después vendría la lucha frontal contra Mijaíl Bakunin, el anarquista ruso, en plena Internacional.

En ese ambiente, primero había que diferenciarse del anarquismo. Por eso, en el MPC sólo una vez se emplea para el proletariado el término Estado: "El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante" (pág. 59)

Pero, más importante aún, la concepción germinal de Marx y Engels era que la organización el proletariado como "clase dominante" debería tener diferente arquitectura. Por eso, y como clase dominante es término genérico, recurrió Marx al concepto teórico de dictadura en tanto magistratura suprema, dignidad y cargo, que nada tiene que ver con despotía o tiranía.

En Grecia existía el término clase (classis = multitud reunida del mismo rango), aunque más en su acepción militar que en su acepción política. Pero si se acuña un neologismo, se tendría que Estado es a gobierno como dictadura es a república y clasiarquía es a democracia. Unos indican dominio de clase, otros indican gobierno de clase. Y así se entiende por qué el MPC señala que "Como ya hemos visto más arriba, el primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia" (pág. 59)

Dictadura y democracia son, pues, conceptos muy precisos en el léxico marxista. Franz Mehring, al publicar en 1898 la recopilación de artículos de Marx aparecidos en Nueva Gaceta del Rin, 1848, relata que la literatura burguesa hacía el reproche a Marx de exigir "la instauración inmediata de la dictadura como único medio de realización de la democracia”. Esta publicación fue comentada por Lenin en 1905, señalando que "Desde el vulgar punto de vista burgués, el concepto dictadura y el concepto democracia se excluyen el uno al otro" (Dos Tácticas..., III La vulgar exposición burguesa de la dictadura y el concepto de Marx sobre ella)

Se puede decir, y por experiencia histórica, que dictadura y democracia siempre están en relación directa y jamás en relación inversa. Democracia plena expresa dictadura plena. EUA muestra al mundo su democracia, como ejemplo, pero ¿acaso su dictadura de clase no está en su plenitud? En cambio, cuando la dictadura de clase tambalea, la democracia se torna precaria En Chile bastó un gobierno de corte reformista, 1970, para que la clase dominante sintiera peligrar su dictadura y pasara al golpe de Estado en 1973

Aún más, la concepción marxista de dictadura del proletariado como sinónimo de Estado proletario, de Estado socialista, tiene una característica especial. Para el anarquismo; el Estado debe ser abolido inmediatamente. Para el marxismo, sólo el Estado de las clases dominantes puede ser abolido por la revolución. En su reemplazo surge una organización estatal de nuevo tipo, que debe pasar por un proceso de desarrollo y extinción. A cinco años del MPC, señala Marx que "Por lo que a mi se refiere no me caben ni el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni de haber descubierto la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de las clases. Lo que yo he aportado de nuevo es demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases (Carta a Joseph Weidemeyer, 05.03. 852) Y el 22 de julio de 1854 señala: “…Un libro que me ha interesado mucho es el de Thierry, Historie de la formation et des Progrès du Tiers État (Historia de la Formación del Progreso del Tercer Estado), de 1853. Es notable la indignación con que este caballero -padre de la ‘lucha de clases’ en la literatura histórica francesa- se encoleriza con los ‘nuevos’ escritores…” (Carta a Engels)

Entonces, para Marx dictadura es sinónimo de Estado. Y la progresión es: de Estado capitalista (dictadura de la burguesía) a Estado socialista (dictadura del proletariado); y de éste al no Estado (anarquía para la clasiarquía o dictadura, acracia para la democracia o república) Por eso Engels recordaba en 1877 que "El gobierno sobre las personas es sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de los procesos de producción. El Estado no será abolido, se extingue" (Anti-Dühring, pág. 342); y en 1884, que "Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce" (El Origen de la Familia,... pág. 174).

II

Es sabido que el proceso lógico de negación es atemporal, abstracto, mientras que el proceso real de negación es temporal, concreto. El marxismo niega teóricamente al capitalismo. Pero el socialismo requiere tiempo, luchas tenaces, sacrificios inevitables, avances y retrocesos, para derrocarlo e imponerse como nuevo sistema social.

Por otro lado, el paso del socialismo de la utopía a la ciencia es el paso del método especulativo al método dialéctico. Plejanov señaló a su tiempo que "Para pasar de la utopía a la ciencia, el proletariado necesita superar este modo de pensar (¡o - o!) y alcanzar el método dialéctico (¡sí es no, no es sí!) Marx y Engels realizaron esta necesaria reforma del socialismo" (Crítica a Bernstein, 1901, en El Papel del Individuo..., pág. 104)

Los marxistas no extraen de la cabeza sus concepciones. El marxismo como teoría no es sino la experiencia del movimiento obrero tomada en su aspecto mas general. Por eso, incluso en 1877 Engels advertía que "Por lo demás, rogamos al lector que no olvide que nosotros no hacemos aquí, de ningún modo, construcciones del porvenir" (Anti-Dühring, pág. 368).

Entonces, dictadura del proletariado no es sino Estado de nuevo tipo. Pero ¿cómo sería esa nueva arquitectura? Sólo en 1871 Marx y Engels pudieron, por una parte, revisar los 10 Puntos Programáticos del MPC, presentados al final de la Sección II; y, por otra parte, completarlos con la experiencia de la Comuna de Paris. Juntas, ambas partes representan la sistematización de la nueva formación económico-social. Los 10 puntos se refieren, básicamente, a las fuerzas productivas (nacionalización, expropiación), las relaciones de producción (propiedad, centralización) y lo concerniente inicial al aparato de Estado (organización, cultura). La Comuna de París completa esta sistematización aportando lo concerniente al Poder de Estado (instauración, gobierno, extinción del Poder).

Con su revolución, la burguesía había barrido la "basura medieval": derechos señoriales, privilegios locales, monopolios municipales, monopolios gremiales, códigos provinciales. Con la Comuna de París, el proletariado había comenzado a barrer la 'basura burguesa": ejército permanente, policía política, burocracia estatal, clero oficial, magistratura servil. Y comenzó a construir la nueva arquitectura estatal: pueblo en armas, milicia civil, administración técnica, Estado laico, derecho del pueblo. Por eso reiteraron en 1872 que "La Comuna ha demostrado, sobre todo, que la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal y ponerla en marcha para sus propios fines" (Prólogo al Manifiesto Comunista).

La nueva formación económico-social tiene tres niveles: célula económica, célula biológica, célula humana. La humanidad está organizada en Estados. El Estado, categoría histórica, aparece, se recompone y desaparece a lo largo de la historia. Sumer (Mesopotamia), Egipto, Grecia, Roma, fueron Estados que llegaron a su esplendor, y luego cedieron paso a nuevos Estados. El MPC señala que la burguesía "Ha aglomerado la población, centralizado los medios de producción y concentrado la propiedad en manos de unos pocos. La consecuencia obligada de ello ha sido la centralización política. Las provincias independientes, ligadas entre si casi únicamente por lazos federales, con intereses, leyes, gobiernos y tarifas aduaneras diferentes, han sido consolidadas en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de clase y una sola línea aduanera" (pág. 38). Y en 1871 Marx señala que no es posible "rehacer el mapa de Europa con mentalidad de anticuario" (La Guerra Civil en Francia, pág. 29) Para evitar luchas fronterizas, que mas parecen luchas tribales, los elementos conscientes de la humanidad tienen como tarea no el fijar o correr fronteras sino borrarlas. El siglo XXI es el siglo de las regiones. La Unión Europea está dando el ejemplo al respecto. Es la única forma razonable y viable para organizar las fuerzas productivas altamente desarrolladas y centralizadas de ahora.

Desde que se desintegró la comunidad primitiva, la célula biológica pasó a ser también célula económica de la sociedad. El MPC señala que "la familia, plenamente desarrollada, no existe más que para la burguesía, pero encuentra su complemento en la supresión forzosa de toda familia para el proletariado y en la prostitución" (pág. 55). En 1884, Engels analiza minuciosamente este proceso y señala que "La familia individual moderna se funda en la esclavitud doméstica franca o más o menos disimulada de la mujer, y la sociedad moderna es una masa cuyas moléculas son las familias individuales" (El Origen de la Familia,..., pág. 72). Esta célula biológica expresa las tres grandes contradicciones entre el trabajo femenino y trabajo masculino, trabajo agrícola y trabajo industrial, trabajo manual y trabajo intelectual. Por eso Engels concluye: "En cuanto los medios de producción pasen a ser propiedad común, la familia individual dejará de ser la unidad económica de la sociedad" (pág. 74)

En la nueva formación económico-social la Comuna pasa a ser la célula económica de la sociedad. Es la diferencia que hay entre parroquia teocrática, distrito burocrático y municipio democrático. Comuna, Soviet, Municipio, es la célula económica de producción, administración y gobierno; la célula productiva, defensiva, judicial, electoral del nuevo sistema social. Marx señala que "Como es lógico, la Comuna de Paris había de servir de modelo a todos los grandes centros industriales de Francia. Una vez establecido en París y en los grandes centros secundarios el régimen comunal, el antiguo gobierno centralizado tendría que dejar paso también en las provincias a la auto administración"; y que "No se trataba de destruir la unidad de la nación sino, por el contrario, de organizarla mediante un régimen comunal, convirtiéndola en una realidad al destruir el Poder del Estado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad, independiente y situado por encima de la nación misma, de la cual no era más que una excrecencia parasitaria" (La Guerra Civil en Francia, pág. 73).

Este aporte de la Comuna de Paris al MPC fue reiterado por Engels al prologar en 1891 el análisis de Marx: "Últimamente las palabras 'dictadura del proletariado' han vuelto a sumir en santo terror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad a la Comuna de Paris: ¡he ahí la dictadura del proletariado!"

III

Cuando Lenin entró en escena, dedicó especial atención al problema de la dictadura del proletariado. Respecto al MPC señaló que "Este breve folleto vale por tomos enteros; su espíritu da vida y movimiento, hasta hoy día, al proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado" (En Memoria de Engels, 1895) Después analizó la experiencia de la Comuna de París, y de la dictadura del proletariado. Sin embargo, comentando la conclusión de Engels declaró: "Pero entre dictadura y dictadura hay un gran trecho", señalando que la Comuna de París no había sido una dictadura del proletariado sino "el ejercicio de la dictadura democrática, y no socialista, la aplicación de nuestro "programa mínimo" (La Comuna de París y las Tareas de la Dictadura Democrática, 04.07.905). Entonces, la dictadura del proletariado de Lenin es diferente a la dictadura del proletariado de Marx y Engels. Y la diferencia está, en especial, en el papel que juegan el Partido Comunista, el ejército permanente, los sindicatos y otras organizaciones de masas.

En El Estado y la Revolución, 1917, Lenin analiza minuciosamente las conclusiones de Marx sobre la Comuna de París. Levanta el Soviet, creación del pueblo ruso desde 1905, y lo relaciona con la célula económica de la nueva formación económica social. Pone especial énfasis en el derrocamiento de la "basura burguesa" y en su sustitución por el pueblo en armas, milicia civil, administración técnica, Estado laico, derecho del pueblo. Con esa inmensa labor preparatoria llevó al triunfo a la Revolución de Octubre, 1917. Y ahí comenzaron a aflorar las diferencias.

La primera diferencia fue respecto al Partido. En 1905 había señalado: "Desde el punto de vista del Partido era imprescindible la disolución, la 'dilución' (expresión de Gúsiev) en el Partido" (Un Paso Adelante,... pág. 22). Se trataba de la disolución de los grupos marxistas existentes, para formar el Partido. Al respecto, disolución es ruptura de lazos existentes, dilución es disgregar las partes de un cuerpo en una nueva entidad. Dilución es término muy apropiado, y ahora cobra evidente actualidad respecto al nuevo sistema social.

Apenas triunfó la revolución, surgió el problema de qué hacer con el Partido Bolchevique. Los partidos son creaciones de la burguesía para su régimen democrático parlamentario. La democracia comunal, sovietal, consiliar ¿requiere de varios partidos, dos partidos, un solo partido, ningún partido? Karl Erler, de Alemania, planteó que "La clase obrera no puede derrocar el Estado burgués sin aniquilar la democracia burguesa, y no puede aniquilar la democracia burguesa sin destruir los partidos" (Disolución del Partido, 07.02.920), a lo que replicó Lenin: "Negar la necesidad del Partido y de la disciplina del Partido, he ahí el resultado a que ha llegado la oposición” y que "Negar, desde el punto de vista comunista, la necesidad del Partido, es dar un salto desde la víspera de la quiebra del capitalismo (en Alemania) no hasta la fase inferior o media, sino hasta la fase superior del comunismo" (La enfermedad Infantil.... 1921, pág. 12). Para Lenin, el Partido era "la forma superior de unión de clase", y como tal por encima del Estado, conocido y reconocido universalmente como esa forma superior de unión, de organización de clase.

En el VIII Congreso del PC (b), marzo de 1919, Lenin reprochaba que "Muchos representantes de los comunistas occidentales, incluso Rosa Luxemburgo, proclaman la disolución de los sindicatos”. Es decir, había claridad teórica acerca de que estas instituciones para combatir el viejo sistema tenían que ser cuestionadas como instituciones del nuevo sistema. Sin embargo, no sólo quedarían, con el aval de Lenin, sino, más grave aún, quedarían por encima del Soviet, de la célula económica base del nuevo sistema. Así se tipificó nuevamente un aparato burocrático, y hasta doblemente burocrático.

La segunda diferencia fue respecto al Ejército. El marxismo plantea la abolición del ejército permanente y su sustitución por el pueblo en armas. Como la revolución tenia que defenderse, apenas instaurado el nuevo Poder surgió el problema de qué hacer al respecto. Y si en el VII Congreso del PC (b), marzo de 1918, Lenin sostenía aún que "El Poder soviético es un nuevo tipo de Estado sin burocracia, sin policía, sin ejército permanente, en el que la democracia burgueses es sustituida por una nueva democracia", ya en el VIII Congreso, marzo de 1919, planteaba que "El problema de la organización del Ejército Rojo era completamente nuevo, no se había planteado en absoluto ni siquiera en el terreno teórico”. Había surgido ya la llamada "oposición militar" que defendía la supervivencia de "las guerrillas", es decir, la supervivencia del planteamiento teórico acerca de la abolición del ejército permanente y su sustitución por el pueblo en armas.

En ese mismo Congreso Lenin planteó que "Jamás hemos dicho que la república socialista pueda existir sin fuerza militar". Esto es cierto, muy cierto. Pero una cosa es fuerza militar como pueblo en armas y otra cosa es fuerza militar como ejército permanente. Por eso, con el Ejército Rojo (glorioso, sin duda alguna) se tipificó nuevamente un aparato militar.

Ya desde 1852 Marx había calificado al Estado, al poder ejecutivo como una "inmensa organización burocrática y militar", y que "La centralización del Estado, que la sociedad moderna necesita, sólo se levanta sobre las ruinas de la máquina burocrático militar de gobierno" (El 18 Brumario..., pág. 105) Y eso fue lo que comenzó a hacer la Comuna de París. Pero la Revolución Bolchevique revivió este "aparato burocrático-militar” que, por circunstancias históricas fue válido hasta la II-GM. La Gran Guerra Patria lo justificó ampliamente. Después, tras lenta y trágica agonía, este Estado burocrático-militar se desintegró en 1991. Y, de hecho, lo que se cayó con la desintegración de la URSS fue la dictadura del proletariado tipo Lenin, no la dictadura del proletariado tipo Marx-Engels, que es la que hay que rescatar ahora haciendo "verdaderas excavaciones para llevar a la conciencia de las grandes masas un marxismo no falseado" (Lenin, El Estado y la Revolución, pág. 67). Aquí es, pues, donde reside la diferencia esencial entre dos tipos de dictadura. En la primera, no existe aparato burocrático-militar. La segunda configuró un socialismo de Estado tipo burocrático-militar, que fue necesario mientras tuvo que enfrentar las contradicciones externas, pero que mostró su faz cuando tuvo que enfrentar las contradicciones internas.

La tercera diferencia fue respecto o la propia célula económica. Marx había señalado en 1871: "He aquí su verdadero secreto: la Comuna era, esencialmente, el gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta que permitía realizar la emancipación económica del trabajo", y que "Este tópico de todas las revoluciones burguesas, un 'gobierno barato', La Comuna lo convirtió en realidad al destruir las dos grandes fuentes de gastos: el ejército permanente y la burocracia del Estado" (La Guerra Civil..., pág. 75, pág. 76) Por eso el debate acerca de este "régimen comunal" es el que toca poner nuevamente en primer plano.

IV

Desde la Comuna de París, década tras década el tema de la célula económica fue y sigue siendo de actualidad. En 1874 Marx comenta: "‘los alemanes son aproximadamente 40 millones. ¿Acaso estos 40 millones van a formar parte del gobierno’ ¡Certainly! (¡Indudablemente!), puesto que la cosa comienza por el gobierno autónomo del municipio" (Acotaciones a El Estado o la Anarquía, libro de Bakunin).

En 1914 Daniel de León, marxista estadounidense planteó que "La sociedad civilizada no conocerá esa cosa risible como el distrito electoral geográfico. Sólo conocerá el distrito electoral industrial. El parlamento civilizado de Estados Unidos se compondrá no de parlamentarios de distritos geográficos sino de representantes de las industrias de todo el país; y su labor legislativa no será la complicada que necesita una sociedad de intereses conflictivos como es el capitalismo, sino la fácil que se resume en la estadística acerca de la riqueza requerida, la riqueza que se debe producir o el trabajo requerido; y eso cualquier círculo medio de representantes laboralistas será plenamente capaz certificar, ilimitadamente y mejor que nuestros representantes modernos en el parlamento" (La Estructura de la Nueva Sociedad, 1914).

En marzo 1919 en el I Congreso Komintern, Lenin señaló que "el Poder soviético, es decir, la dictadura del proletariado, está estructurado en tal forma que acerca a las masas trabajadoras al gobierno. Esta misma finalidad persigue la unión del poder ejecutivo y el poder legislativo en la organización soviética del estado, y la sustitución de las circunscripciones electorales territoriales por las unidades de producción, como son las fábricas y las demás empresas" Sin embargo, por esa misma fecha, en el VIII Congreso del PC (b) Lenin señalaba que "decimos que hemos llegado a la dictadura. Pero hay que saber cómo hemos llegado. El pasado nos sujeta, nos retiene con mil manos, e impide dar un solo paso adelante o nos obliga a darlo tan mal como lo estamos haciendo. (...) existe el problema del bajo nivel cultural, que no puede ser sometido a ley alguna. Este bajo nivel cultural hace que los Soviets, siendo por su programa órganos de administración ejercida por los trabajadores, sean en la práctica órganos de administración para los trabajadores ejercida por la capa avanzada del proletariado y no por las masas trabajadoras" Esa era la trágica realidad de la que se partía.

En la Enfermedad Infantil..., abril de 1920, Lenin plantea la relación del nuevo sistema (que duraría durante toda la URSS): 1° Partido, 2° Sindicatos, 3° Soviets, 4° Cooperativas. El II Congreso Komintern, julio de 1920, de hecho corrige esta relación y aprueba: 1° Partido, 2° Soviets, 3° Sindicatos, 4° Cooperativas. Luego, en la Resolución sobre el papel del Partido Comunista se señala: "Si en 1871 hubiéramos tenido un Partido Comunista sólidamente organizado, la primera revolución del hermano proletariado francés habría sido mucho mas fuerte y habría evitado muchos errores. (...) el Poder político sólo puede ser conquistado, organizado y dirigido por un determinado partido político. (...) La necesidad de un partido proletario sólo desaparecerá con las clases sociales". Así criticaba la concepción de Marx-Engels y apoyaba la concepción de Lenin acerca de la dictadura del proletariado, y en evidente alusión a los planteamientos sobre disolución de partidos o sindicatos. Pero luego trae un planteamiento de evidente actualidad: "En la marcha del comunismo hacia la victoria definitiva, es posible que la relación especifica existente entre las tres formas esenciales de la organización proletaria contemporánea (partido, soviets, sindicatos de industria) sea modificada y que un tipo único, sintético de organización obrera se cristalice poco a poco. Pero el Partido Comunista sólo se resolverá completamente en el seno de la clase obrera cuando el comunismo deje de ser el eje de la lucha social, cuando toda la clase obrera sea comunista" Este planteamiento, de hecho es similar a la dilución ("se resolverá"), a la disgregación de las partes en una nueva entidad.

En 1923, en su articulo sobre Lenin, José Carlos Mariátegui señala que "El bolchevismo sostiene que no es posible utilizar la maquina actual del Estado para reformar la sociedad, sino que es indispensable sustituirla con una maquina adecuada; que el Estado proletario, distinto del Estado burgués por sus funciones, tiene que ser también distinto en su arquitectura. El tipo de Estado proletario creado por los bolcheviques es el Estado sovietal. La República de los Soviets es la federación de todos los soviets locales. El soviet local es la asociación de obreros, empleados y campesinos de una comuna. Los soviets son, al mismo tiempo, un cuerpo administrativo y legislativo. Y son el órgano de la dictadura del proletariado. Lenin dice, defendiendo este régimen, que el soviet es el órgano de la democracia proletaria, tal como el parlamento es el órgano de la democracia burguesa. Así como la sociedad contemporánea y la sociedad medieval han tenido sus formas peculiares, sus instrumentos típicos, sus instituciones características, la sociedad proletaria tiene que crear también las suyas". Todavía no se difundían los cambios que estaban ocurriendo en el nuevo Estado. Pero tan compenetrado estaba del nuevo tipo de Estado que, en Principios de Política Agraria Nacional, 1927, señala que "el ayllu, célula del Estado incaico, sobreviviente hasta ahora, a pesar de los ataques de la feudalidad y del gamonalismo, acusa aún vitalidad bastante para convertirse, gradualmente, en la célula de un Estado socialista moderno"; lo que complementaria después en Principios Programáticos del Partido Socialista, 1928: esto "no significa, en absoluto, una romántica y anti-histórica tendencia de reconstrucción o resurrección del socialismo Incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente superadas. (...) El socialismo presupone la técnica, la ciencia, la etapa capitalista; y no puede importar el minino retroceso en la adquisición de las conquistas de la civilización moderna, sino por el contrario la máxima o metódica aceleración de la incorporación de estas conquistas en vida nacional"

A veinte años de construcción del Estado soviético, era evidente la separación entre la teoría del MPC y la práctica del socialismo. En el XVIII Congreso del PC (b), 1939, en su acápite Algunas cuestiones de Teoría, Stalin señala que "Entre las deficiencias de nuestro trabajo de propaganda e ideológico hay que incluir también el hecho de que entre nuestros camaradas no existe toda la claridad debida respecto a algunas cuestiones de teoría que tienen gran importancia práctica; (...). Me refiero a la cuestión del Estado, en general, y sobre todo de nuestro Estado socialista". Describe cómo el bolchevismo demolió el anterior Estado, la máquina estatal de la burguesía, su ejército, su burocracia, su policía, y colocó en su reemplazo un nuevo sistema estatal. Pero luego aclara que "De esto no se desprende, ni mucho menos, que el nuevo Estado, el Estado proletario, no pueda conservar ciertas funciones del viejo Estado, modificadas de acuerdo con las necesidades del Estado proletario; de esto no se desprende, ni mucho menos, que las formas de nuestro Estado socialista deban quedar inalterables, (...) En realidad, las formas de nuestro Estado se modifican y se irán modificando, de acuerdo con el desarrollo de nuestro país y con el cambio de la situación Internacional" (Cuestiones del leninismo, pág. 954 y siguientes.)

Sin embargo, este Estado socialista burocrático-militar, después de la IIGM no se modificó. No pasó a la dilución de las formas de la organización proletaria que no se integraron "en un tipo único, sintético, de organización obrera".

En 1958, analizando el trabajo último de Stalin, Problemas Económicos del Socialismo en la URRS (1952), Mao Zedong plantea: ¿"cuál es la naturaleza de la comuna popular? Esta es la unidad de base de la estructura social china que reúne a obreros, campesinos, soldados, intelectuales y comerciantes. Actualmente constituye la organización administrativa de base. En cuanto a la milicia, está destinada a hacer frente al extranjero, especialmente al imperialismo. La Comuna popular es la mejor forma de organización para la realización de los dos pasos: el paso del socialismo de hoy al sistema de propiedad de todo el pueblo, y el paso del sistema general de la propiedad de todo el pueblo al comunismo. Después de estos pasos, la Comuna Popular constituirá la estructura de base de la sociedad comunista" (La Construcción del Socialismo, La Oveja Negra, 1975, pág. 193)

En 1964, Ernesto Che Guevara señala: "Podría pensarse que el centro de trabajo fuera la base del núcleo político de la sociedad futura, cuyas indicaciones, trasladándose a los organismos políticos más complejos, darían ocasión al partido y al gobierno de tomar las decisiones fundamentales, para la economía o para la vida cultural del individuo”, y que "Lo que puede, pues, llamarse 'unidad de producción' (Y que constituye el verdadero sujeto económico) varia evidentemente según el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. En ciertas ramas de la producción, donde la integración de las actividades es suficientemente impulsada, la propia rama puede constituir un nivel de producción. Puede ser así, por ejemplo, en la industria eléctrica sobre la base de la interconexión, porque esto permite una dirección centralizada única de toda la rama" (El Socialismo y el Hombre, pág. 296, pág. 394)

Entonces, el tema del municipio democrático como célula económica de la nueva sociedad sigue siendo tema de actualidad. Y el hecho de que no se haya concretizado en ninguna experiencia socialista sólo demuestra la difícil construcción de un Estado de nuevo tipo. Pero Ernesto Che Guevara, al partir de la célula económica de base hasta llegar a la célula ramal, nacional, uniendo en un todo orgánico el proceso de producción-distribución-circulación-consumo, presenta una nueva perspectiva al análisis del problema.

V

Es evidente que vivimos una nueva etapa del capitalismo, diferente a la de comienzos de siglo. Cuando Marx y Engels surgieron a la escena política, analizaron el paso del sistema, de la etapa de Capitalismo Nacional (industrial y proteccionista) a la etapa de Capitalismo Internacional (gran industrial y librecambista). En enero de 1848, en suDiscurso Sobre el Libre Cambio, Marx explica que "Por lo demás, el sistema proteccionista no es sino un medio de establecer en un pueblo la gran industria, es decir, de hacerle depender del mercado mundial; pero desde el momento en que depende del mercado mundial, depende ya más o menos del libre cambio.", y concluye: "Pero, en general, el sistema proteccionista es en nuestros días conservador, mientras que el sistema del libre cambio es destructor. Corroe las viejas nacionalidades y lleva al extremo el antagonismo entre la burguesía y el proletariado. En una palabra, el sistema de la libertad de comercio acelera la revolución social. Y sólo en este sentido revolucionario, yo voto, señores, a favor del libre cambio". Un mes después, Marx y Engels declaran: "En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las naciones", (MPC, Pág.37)

A comienzos de siglo, Lenin definió la nueva situación como etapa de capitalismo de Estado (financiero y monopolista) "La concentración y la internacionalización del capital crecen a pasos agigantados. El capitalismo monopolista se trueca en capitalismo monopolista de Estado" señaló Lenin, VIl Conferencia del POSR, abril de 1917. Esta etapa es más conocida por su aspecto político de imperialismo (colonialismo) que por su aspecto económico de capital financiero (fusión del capital bancario con el capital industrial) Pero ya en 1916 había advertido que "No cabe la menor duda de que el desarrollo marcha hacia un trust mundial único que absorberá todas las empresas sin excepción y todos los Estados sin excepción. Pero el desarrollo marcha hacia eso en tales condiciones, a tal ritmo y con tales contradicciones, conflictos y conmociones en modo alguno solamente económicas, sino también políticas, nacionales, etc. etc. que antes sin falta que se llegue a un solo trust, a una organización 'ultra imperialista' mundial de los capitales financieros nacionales, el imperialismo deberá reventar inevitablemente y el capitalismo se transformará en su contrario" (Prefacio al folleto de N. Bujarín "La Economía Mundial y el Imperialismo) ¿No estaremos llegando ya a esa situación?

A mediados de siglo, como una de las consecuencias de la IIGM, el sistema comenzó a pasar a la etapa de Capitalismo Supra Estado transnacional y marginal. "Subordinación del aparato de Estado a los monopolios", señaló Stalin en su obra póstuma, 1952, p. 71, criticando el simple planteamiento de "ensambladura de los monopolios con el aparato de Estado". Esta etapa, al finalizar el siglo llega a su máxima expresión con la "globalización" que no es sino la generalización de la crisis del sistema.

Por el desarrollo de la ciencia y tecnología, y el consiguiente incremento del capital constante (medios de producción), ahora el sistema produce relativamente menos plusvalía que antes, pues ésta surge del capital variable (fuerza de trabajo, que sufre el mayor desempleo mundial). Por eso el Producto Social Global (PSG = C+V+P) expresa ahora no tanto la capitalización de la plusvalía (acumulación como concentración, reproducción ampliada), cuanto la centralización de sus formas metamorfoseadas (ganancia industrial-comercial, interés bancario, renta territorial) mediante la ruina, absorción, fusión o agrupamiento de capitales ya existentes en todo el proceso productivo (producción-distribución-circulación-consumo).

El sistema consta ahora de capital transnacional (supraestatal) y de capital marginal (outsiders), incluso en los países desarrollados. Según estimaciones del Secretariado de la ONU, terminando la década del 80 se conformarían alrededor de 700 grandes transnacionales, 7,300 medianas transnacionales y 27,300 filiales. Esas grandes transnacionales son las que ahora predominan incluso dentro de EUA, Alemania. Inglaterra, Francia, Japón, países donde a diario se incrementa la lucha con los otros capitales o con los trabajadores que defienden sus derechos. Bien señala el MPC, que "Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas" (pág. 37)

Nuestros países son mayormente de capitalismo marginal. Si un magnate norteamericano, Bill Gates, cuenta con 50 mil millones de dólares, los cuatro mayores grupos de Colombia (Santo Domingo, Sindicato Antioqueño, Sarmiento Angula, Ardila Lulle), p.e., juntos no hacen 2 mil millones de dólares. Esta marginalidad se expresa en el síndrome del dominante-dominado. Internamente llegan a la paranoia por defender su precario dominio, porque externamente no son sino limosneros de las transnacionales.

También es evidente que vivimos una nueva etapa del socialismo. Ahora se sabe que socialismo no es pauperismo, pues nada tiene que ver con los pobres de espíritu o de bolsillo; que no es servilismo, pues siempre reclama la necesidad de pensar por cuenta propia; que no es despotismo ni tiranía sino dictadura de abajo arriba; que no es igualitarismo, pues igualdad en todo no es sino la peor desigualdad.

El socialismo parte de la socialización de la producción desarrollada por el capitalismo. Su tarea es socializar la propiedad. Pero al comenzar en países menos desarrollados, primero ha tenido que construir su propia base industrial mediante la reproducción ampliada de medios de producción. Sin embargo, es un régimen de distribución más que un régimen de producción. Su tarea, desde el comienzo, es la distribución de la propiedad, distribución del trabajo, distribución de la renta nacional. En el primer caso, parte de la existencia necesaria de propiedad social, personal, individual, privada. Lo que invierte es la relación propiedad eminente (social) - propiedad dependiente (especialmente la privada). En el segundo caso, el derecho al trabajo enfrenta la oposición de intereses (manual-intelectual), el contraste de desarrollos (agrícola-industrial) y la diferencia de condiciones (femenino-masculino). En el tercer caso, no siendo el socialismo una beneficencia, tiene que establecer relación entre fondo de acumulación y fondo de consumo; y aquí entre fondo social y fondo individual. El salario o ingreso crece en consonancia con el crecimiento de la riqueza social, así como la propiedad personal (bienes de uso y consumo) crece sin contradecir los intereses sociales.

El socialismo es también sociedad de economía mercantil. Si hay banco hay dinero, si hay dinero hay mercancía, si hay mercancía hay mercado, si hay mercado hay ley del valor, sí hay ley del valor hay economía mercantil. Pero en la propiedad social la fuerza de trabajo no es mercancía, pues su tiempo complementario, trabajo complementario, producto complementario incrementan el fondo social y no la plusvalía.

Estos problemas fueron enfrentados y resueltos básicamente en la etapa del socialismo de Estado. Este socialismo, contrario a las previsiones de Marx y Engels, comenzó no en países desarrollados sino en uno y menos desarrollado. Eso hizo necesario el Partido Comunista y el Ejército Rojo.

La siguiente etapa tiene que comenzar fijando posición ante el Manifiesto Comunista y ante la Dictadura del Proletariado. Marx y Engels rechazaron el término Estado, pues expresaba la dictadura de arriba abajo. Ahora está completamente tergiversado el concepto de Dictadura del Proletariado, asociado a las vicisitudes del Estado soviético burocrático-militar.

En carta a Augusto Bebel, en plena Crítica al Programa de Gotha, Engels señala que "nosotros propondríamos decir siempre, en vez de la palabra Estado, la palabra 'comunidad' (Gemeinwesen), una buena y antigua palabra alemana que equivale a la palabra francesa 'commune' (18.05.875). Y en sus famosas Tesis de Abril, 1917, Lenin propuso tratar "sobre la posición ante el Estado y nuestra reivindicación de un 'Estado comuna'"

Entonces, la siguiente es la etapa del Estado Socialista Tipo Comuna(sin aparato burocrático-militar). Y bien puede comenzar en un país o grupo de países "menores", que no puedan defenderse ni con el mejor ejército permanente sino sólo con el pueblo en armas.

Por eso, tanto el Manifiesto del Partido Comunista como la Dictadura del proletariado están plenamente vigentes.

Bien señalo José Carlos Mariátegui en 1929, que "La crítica marxista estudia concretamente la sociedad capitalista. Mientras el capitalismo no haya tramontado definitivamente, el canon de Marx sigue siendo válido. El socialismo, o sea la lucha por transformar el orden social de capitalista en colectivista, mantiene viva esa crítica, la continúa, la confirma, la corrige. Vano es toda tentativa de catalogarla como una simple teoría científica, mientras obre en la historia como evangelio y método de un movimiento de masas" (Defensa del Marxismo, pág. 36).

Evidentemente, así como los combates de 1848, los 150 años de lucha del pueblo trabajador, del proletariado de todos los países.

¡TAMPOCO HAN PASADO EN VANO!

Ramón García R.
17.08.98

Ediciones PERÚ INTEGRAL
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