viernes, 7 de octubre de 2011

Chile - Son necesarias nuevas formas de sindicalización

La situación de los trabajadores chilenos tras décadas de cambios de la estructura económica y la organización del trabajo.

(Apuntes para una discusión)

Patricio Guzmán

El mundo, y nuestro país, ha experimentado profundos cambios socio económicos en las últimas décadas. Han mudado los sectores de la economía, y los sectores hegemónicos del capital, los procesos productivos, la organización del trabajo y la composición de la clase trabajadora. El desarrollo del modelo de acumulación capitalista desde la dictadura militar en adelante favoreció el incremento del sector exportador, y la precarización del trabajo.

La precarización se ha expresado en la temporalidad del empleo, la subcontratación , la externalización, y la incorporación de nuevas tecnologías de información y comunicaciones. Paralelamente ha habido un fuerte debilitamiento de la organización de los trabajadores, que se ha expresado tanto en el plano político donde prácticamente han desaparecido los antiguos partidos de masas, como en el sindical donde ha caído fuertemente la afiliación sindical, y la capacidad de presión y negociación de los sindicatos. Los sindicatos no respondieron a las nuevas condiciones del mundo laboral. Es en relación con esta realidad que nos planteamos la construcción de un sindicato de trabajadores eventuales y transitorios.

Trabajo permanente y estacional

De acuerdo con los datos de la Primera Encuesta Nacional de Empleo (ENETS 2009-2010), el 83% declara tener un trabajo permanente y el 17% un trabajo de temporada o estacional, lo que equivale a 1.253.913 trabajadores de temporada). El grupo más afectado por este trabajo más inestable sería el de trabajadores jóvenes (15 a 24 años) que son los que presentan la mayor frecuencia de trabajo estacional.

Los resultados de la encuesta arrojan que el 15% de las mujeres y el 17% de los hombres señalan tener un contrato de trabajo de menos de un año.

Subcontratación

De acuerdo con la ENETS “Una realidad contractual actual y que obedece a las nuevas formas de empleo es la subcontratación. “ “Los hombres presentan un mayor porcentaje de subcontratación que las mujeres: un 11.7% y un 8,9%, respectivamente. La subcontratación disminuye a partir de los 45 años de edad (11.8% y 12%, respectivamente). Por otra parte la subcontratación se concentra en los grupos con ingresos de 450.000 y menos”

El ministerio del Trabajo estima que 35% de la fuerza laboral asalariada no es contratada directamente por las empresas principales, sino a través de las empresas contratistas (C. Lara, 2007).

De acuerdo con Gideon Long, “es difícil entregar cifras: por su propia naturaleza, ésta es una fuerza laboral de trabajadores temporales, de jornada parcial y migrantes en permanente evolución. No obstante, las estimaciones sugieren que hay cerca de 1,2 millones de trabajadores subcontratados en Chile de una fuerza laboral total de unos 7 millones.

“Calculamos que podría estar en torno al 17% de la fuerza laboral”, sostiene Alberto Finlay, director ejecutivo de AGEST, asociación que representa a muchas de las empresas de subcontratación de Chile. “De cualquier forma que se mida es una cifra importante”.

(Regulando la Subcontratación Laboral. Por Gideon Long)

El suministro de personal aparece como una fórmula de contratación que paradójicamente se ha extendido en empresas oligopólicas, con alta productividad y beneficios, e intensivas en capital, como: actividades de intermediación financiera, suministro de electricidad, gas y agua, y explotación de minas y canteras (ENCLA, 2006).

De acuerdo con datos de 2008, 30.5% de las empresas utiliza trabajadores subcontratados, y un 2.8% utiliza trabajadores de servicios temporales. Sin embargo, por tamaño de las empresas las Grandes Empresas 58.7% subcontratan y 14% utilizan trabajadores temporales. En la Mediana Empresa los porcentajes son 44.2% y 8.8% respectivamente. En las empresas pequeñas estos porcentajes bajan a 32.9% y 3.4%. Es en las microempresas donde cae a 23.7% y 0.3% respectivamente.

De acuerdo con la Dirección del Trabajo había 182 empresas de trabajos temporales registradas que contaban con 16.954 trabajadores.

La Encuesta Nacional Laboral 2008 (ENCLA 2008), indica que la subcontratación se ha extendido a todas las ramas de actividad económica. Únicamente en dos sectores la proporción de empresas que subcontrata es inferior a la quinta parte de todas las que operan en esa rama: en el sector de intermediación financiera y en el de hoteles y restaurantes, ambas, actividades intensivas en la utilización de trabajo. En el otro extremo, con una importante expansión del trabajo en régimen de subcontratación, se encuentra el suministro de electricidad, gas y agua, donde el 62% de las empresas subcontrata actividades.

Le sigue, la construcción y la minería, en ese orden, bordeando el 45%. El nivel de subcontratación en el resto de los sectores es bastante parejo y fluctúa entre un 22% en la pesca y un 36% en el transporte, almacenamiento y comunicaciones.

La ENCLA 2008 indagó la cantidad de trabajadores subcontratados. Para ello, se preguntó cuántos de estos trabajadores laboraban “en las empresas” encuestadas. Con esta pregunta no se detectó la totalidad de trabajadores subcontratados sino exclusivamente aquellos que se desempeñan “en las empresas mandantes”. Como se verá más adelante, un porcentaje importante de la subcontratación se desarrolla fuera de los establecimientos de las empresas

principales, por lo cual estos trabajadores no aparecen aquí contabilizados. Los datos son, en todo caso, relevantes, puesto que permiten apreciar el número de trabajadores subcontratados que se ocupan en faenas de las empresas mandantes, realizando servicios principales o accesorios.

Si bien el grueso del personal que labora “en las empresas” que subcontratan es contratado directamente, hay una proporción considerable de trabajadores subcontratados que se desempeñan en la empresa principal: el 12% del personal que trabaja en la empresa lo hace bajo régimen de subcontratación. Expresada en tasa, significa que por cada 100 empleados contratados directamente hay 14 trabajadores que pertenecen a una empresa contratista y que laboran en la empresa principal. Esta tasa sube ligeramente en el caso de las pequeñas

empresas, donde 18 son los trabajadores subcontratados por cada 100 propios.

Y, se muestra bastante más baja en las microempresas, donde 5 por cada 100 trabajadores laboran en esta condición.

La incorporación de personal de servicios transitorios al proceso productivo es, en cambio, marginal. Estos trabajadores representan apenas el 1% del total de personas que laboran en las empresas donde se utiliza este sistema de trabajo.

Esto quiere decir que por cada 100 empleados contratados directamente hay sólo 1 trabajador provisto por una empresa de servicios transitorios. La situación es prácticamente la misma en todos los tamaños de empresa.”

Las principales empresas Agencias de Empleo, son empresas multinacionales que están agrupadas en la AGEST, Asociación Gremial de Empresas de Administración y Externalización de Recursos Humanos, y son:

Adecco

Alcansa

Cosenza

Cygnus

HelpBank

Human-Net

Incosec

Link

Manpower

Personnel Support

Perspectiva

Ecrgroup

Randstad

En el caso de el sector de Intermediación Financiera, la proporción de trabajadores subcontratados que trabajan en la empresa en relación al total de la empresa es 12,8%; en cuanto a los trabajadores que prestan servicios temporales, la relación es de 1.7%.

Remuneraciones, diferencias de género.

Otro resultado de la ENATS es que: “El 60.8% de los trabajadores declara tener un ingreso salarial menor a $250.000, destacando un 7.2% que ganaría menos de $64.000 al mes. Se observa que existen importantes diferencias salariales entre hombres y mujeres (…) Así por ejemplo, un 74% de las mujeres declara ingresos salariales menores a $250.000, y sólo un 2% mayores a $851.000 pesos. En cambio en los hombres, un 56% declara ingresos inferiores a los $250.000 pesos, mientras que un 5% señala que sus ingresos correspondes al tramo más alto” ($851.000 o más)

El siguiente cuadro de la composición de los tramos de salarios fue arrojado por la encuesta ENATS, se puede observar con claridad la discriminación contra la mujer.

Salario Mensual

% del total

Salario Mensual

Hombres

Mujeres

Menos de

64.000

7.2

$65.000 a $136.000

14.1

Menos de $136.000

15.1

32.6

$137.000 a $180.000

21.3

$137.000 a $180.000

20.9

24.2

$181.000 a $250.000

18.2

$181.000 a $250.000

20.1

17.2

$251.000 a $350.000

14.9

$251.000 a $450.000

28.1

16.7

$351.000 a $450.000

7.6

$451.000 a $650.000

10.7

7.5

$451.000 a $650.000

6.4

$851.000 y más

5.2

1.9

$651.000 a $850.000

2.7

$851.000 a $1050000

1.4

$1.051.000 a $1.250.000

0.9

$1.251.000 o más

1.5

No responde

3.9

Baja sindicalización

La precariedad del trabajo en Chile ha ido en permanente aumento desde hace cuatro décadas. El trabajo bajo régimen de subcontrato o temporales, es solamente una manifestación de este fenómeno, sólo un 38, 9 por ciento del total de ocupados presentan un empleo protegido, es decir con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldos y cotización para salud, pensión y seguro de desempleo.

Economistas de la Fundación Sol advierten que al medir la tasa de desempleo integral (TDI), que incluye a los trabajadores desalentados y subempleados, Chile alcanza una tasa de desempleo de 11,8%, mucho más alta que el 7% pregonado por el Ejecutivo. Es decir, el número real de personas sin un trabajo es de casi un millón de personas.

En la práctica los trabajadores que no gozan de contrato laboral indefinido ven difícil la sindicalización, por el riesgo de despido. Los trabajadores subcontratados se pueden sindicalizar, pero los temporales en la práctica no.

Tenemos que hacer un esfuerzo especial para sindicalizar a los trabajadores precarizados: temporales, con contratos no laborales a honorarios, sin contratos indefinidos. Especialmente a los jóvenes que han demostrado un gran dinamismo este año, y que constituyen el grueso de la fuerza de trabajo precarizada.

Sindicalización

La pésima distribución de la riqueza, los bajos salarios, las malas condiciones laborales y de vida, exigen una organización sindical fuerte, para luchar por mejorar la vida. Sin embargo, el tipo de sindicalismo que tenemos en Chile hace muy difícil la sindicalización.

De acuerdo con los datos probablemente inflados de la Dirección del Trabajo para 2009, la fuerza de trabajo ocupada era de 6.710.990 y los trabajadores sindicalizados 837.055, es decir un 12,5 %. Si el porcentaje se calcula sobre Asalariados sector privado + Personal de Servicio + Trabajadores por cuenta propia (se excluye funcionarios públicos) resulta ser 14,6% . Este porcentaje sube a 20.3 % si solamente se calcula sobre la fuerza de trabajo dependientes.

En 2009, siempre de acuerdo con la Dirección del Trabajo, había 9.776 sindicatos activos en el país.

La atomización sindical, que caracteriza la organización de la fuerza de, ha dado como resultado que el número de afiliado promedio a 9.424 sindicatos en 2006, fuera de solo74,7 personas por organización. Es importante saber que cerca de la mitad de la fuerza de trabajo del país, no tiene contrato laboral indefinido, y labora de manera precaria; con contratos a plazo fijo, boleta de honorarios, sin contrato etc. Es decir formalmente no pertenecen a una empresa o no están en condiciones de sindicalizarse aunque lo deseen.

Según los datos de la ENATS 2010, la participación de trabajadores en organizaciones de carácter laboral es baja y corresponde al 12.5% de la población, en estas organizaciones se incluyen sindicatos, asociaciones gremiales, y colegios profesionales, no solamente de trabajadores si no también de empresarios. “La pertenencia a organizaciones del ámbito laboral presenta diferencias significativas por sexo: las cifras más altas las presentan los hombres (14.3%), mientras que en las mujeres la participación llega a un 10%. En cuanto a la edad, aunque no se observan diferencias significativas, puede observarse que la participación en organizaciones vinculadas al trabajo es más baja en el tramo de 15 a 24 años (10.9%); y la más alta se encuentra en los de 65 o más años (16.1%). Por otra parte, el nivel educacional tiene un alto impacto en la pertenencia o no a este tipo de organizaciones, encontrándose un aumento a medida que aumenta el nivel de educación, con un 26.6% en aquellos con educación universitaria completa.”

Las conclusiones de la ENAETS constatan: “Desde otra perspectiva la pertenencia a organizaciones del ámbito laboral presenta una tendencia a aumentar según el nivel de ingreso salarial. Esta tendencia es aún más marcada en los hombres, cuya participación llega al 40.9% entre quienes perciben un salario igual o superior a $851.000. En las mujeres la mayor pertenencia a este tipo de organizaciones se registra en el grupo de salarios entre $451.000 y $850.000 (26.5%).”

Además, en el sector público pertenecen a organizaciones laborales un 36.9% en hombres y 32.1% en mujeres. En contraste, en el sector privado llegan a 13.7% en hombres y 8.3% en mujeres.

Podríamos concluir que el sindicalismo chileno, agrupa claramente a los sectores de la clase trabajadora mejor pagados, mejor educados, más del sector público que del privado, y tienen una composición más masculina que femenina, especialmente esto último en el sector privado.

Característica de los Sindicatos.

En Chile, legalmente hay cuatro tipos de sindicatos. Sindicato de empresa, Sindicato inter- empresa, Sindicato de trabajadores independientes, Sindicato de trabajadores eventuales y transitorios.

Sindicato de empresa: es aquel que agrupa a trabajadores de una misma empresa.

Sindicato ínter empresa: es aquel que agrupa a trabajadores de dos o más empleadores distintos.

Sindicato de trabajadores independientes: es aquel que agrupa a trabajadores que no dependen de empleador alguno.

Sindicato de trabajadores eventuales o transitorios: es aquel constituido por trabajadores que realizan labores bajo dependencia o subordinación en períodos cíclicos o intermitentes.

Los únicos que están facultados a negociar con los empresarios, de su empresa, son los sindicatos de empresa.

Los sindicatos se pueden agrupar en federaciones y confederaciones, y en Centrales. Pero no existe negociación por rama industrial en el país.

Esto provoca que la capacidad negociadora de los sindicatos sea muy débil, y por el contrario sea grande la fuerza de los empresarios para amedrentar, cooptar y corromper a dirigentes sindicales en la empresa.

La CUT, debilitada por veinte años de dependencia con los partidos políticos en el gobierno, dependiente económicamente de los dineros traspasados desde el estado con criterios arbitrarios, carece de representatividad. Fenómeno que se ha agravado después que su presidente, Arturo Martínez, se desmarcara de uno de sus dos principales afiliados, la Asociación de Empleados Fiscales (ANEF), respaldando la posición del gobierno, respecto al reajuste de sueldo en plena huelga.

A nivel mundial existen, diferentes modelos de organización sindical. Sindicatos organizados sobre la base de los oficios, y sindicatos organizados a partir de la pertenencia a una rama industrial, independientemente de la labor que cumple cada trabajador en particular. A la par con el desarrollo del capitalismo, los sindicatos de rema industrial fueron desplazando a los sindicatos de oficio. Para la negociación de condiciones mínimas por rama de la industria, lógicamente la forma de organización más adecuada es la de sindicato organizado al mismo nivel.

Desde el punto de vista de su relación con los partidos políticos, hay al menos tres modelos de referencia; el germánico en que el que la creación del partido obrero de masas fue anterior a la extensión de los sindicatos que resultaron en gran medida la obra del partido; el ingles en que la creación de los sindicatos fue anterior al partido de trabajadores de masas, y fueron los sindicatos la fuerza principal para la construcción del partido. Finalmente está el modelo sindicalista latino en que sindicatos y partido de trabajadores de masas marcharon por largo tiempo parcialmente autónomos el uno del otro por senderos diferentes.

La bancarrota del peculiar sindicato de empresa.

El modelo sindical chileno es diferente de todos los modelos ‘clásicos’ de referencia, que existen en el mundo. El sindicalismo chileno es fuertemente legalista, basado en sindicato por empresa, lo que resulta tremendamente nefasto, especialmente ahora que los grandes partidos de masas que le enmascaraban la debilidad de los sindicatos a nivel general, han desaparecido, y la globalización neoliberal ha extendido la deslocalización de las empresas, la tercerización (outsourcing), y la multiplicación de ficciones legales de empresas (el fenómeno del multi RUT), al interior de la empresa real, multiplicando el paralelismo sindical que es favorecido por la ley, así como los sindicatos ‘fantasmas’ interempresas. El sindicato chileno simplemente no responde a las necesidades de los trabajadores del país.

Quizás la mejor comprobación de lo que decimos han sido las derrotas de las dos huelgas más conocidas de los últimos meses. Farmacias Ahumada, en que uno de los tres sindicatos existentes fue a la huelga, sin capacidad de paralizar el grueso de la cadena, y terminó sin conseguir nada, y la empresa de papeles PISA, caso aún más dramático puesto que los trabajadores fueron criminalizados por la TV, implicándolo en un accidente en la autopista cercana a su fábrica, donde murió una niña pero en la que a ellos no les cupo ninguna participación, y en el incendio de la planta, hecho acaecido mientras estaban en huelga, pero con piquetes fuera de la empresa, cuando gente al servicio de la empresa se encontraba al interior. Este conflicto se selló trágicamente con el despido de todos los trabajadores sindicalizados, excepto los dirigentes con fuero sindical.

Problemas de negociación.

La negociación colectiva es una excepción en Chile. Solamente el 10,3% de los trabajadores del país están cubiertos por alguna negociación colectiva. En muchos casos, incluso cuando hay formalmente procesos de negociación colectiva, la realidad es que los espacios de negociación real son muy pequeños, y muchas veces se limita a la aceptación o rechazo de la propuesta patronal, a cambio de la práctica impuesta de un bono de fin de negociación.

Es necesario otro modelo de sindicatos.

De todo lo anterior se concluye que el modelo de sindicalismo que tenemos actualmente en Chile, no da cuenta de los cambios que ha tenido la composición y organización de la fuerza de trabajo tras los años 70, y agrupa solamente a un sector de trabajadores más tradicionales, más del sector público que del privado, en general con mejores salarios, de más edad que la media y con formación educacional superior al promedio. Un sindicalismo para decirlo de otra manera de elites, lo cual explica mucho de su conservadurismo.

Especialmente ahora que cientos de miles de jóvenes se incorporaran al mercado laboral, con la experiencia y la conciencia nuevas, producto de las movilizaciones masivas por la Educación Pública Gratuita que sacuden el país desde hace 5 meses. Necesitamos nuevas propuestas de organización, con sindicatos más flexibles y combativos, que eduquen y den conciencia anti capitalista a los socios, que construyan una identidad sindical de clase trabajadora, independientemente de la pertenencia a una empresa determinada, o peor aún a uno de los RUT de una empresa, que generalmente usan el mecanismo del ‘multi rut’ para dividir a los trabajadores y a los sindicatos que los representan, y eludir impuestos.

Por una identidad sindical de lucha por sobre la empresa.

Hay que abrir con audacia los sindicatos a los sectores excluidos de la organización laboral hasta ahora. Lanzar campañas de denuncia y organización hacia los sectores que se caracterizan por la explotación de jóvenes y mujeres, atraer y organizar nuevos sectores, especialmente de trabajadores jóvenes.

En los casos que los trabajadores pertenezcan a sectores en los que no es posible organizar los sindicatos tradicionales de empresa, el sindicato que represente a los trabajadores, debería ser directamente el sindicato general, de trabajadores eventuales, o de trabajadores inter empresa. Y aunque la ley no lo contemple debemos luchar para imponer la negociación de condiciones mínimas por rama de la industria, como se hace en la mayoría de los países donde existe libertad de sindicalización y negociación.

Cuando los asociados a nuestros sindicatos lleguen a trabajar a empresas en la que existe sindicato, o incluso hay posibilidad de conformarlo al interior de la empresa, tienen que integrarse o levantar esos sindicatos, pero de tal modo que siempre construyamos y mantengamos una identidad sindical por sobre la empresa.

Ahora ocurre que cuando un trabajador es despedido, no solamente pierde su puesto de trabajo si no también su pertenencia al sindicato. Nosotros tenemos que acabar con esto de raíz, la pertenencia al sindicato debe garantizarse incluso en época de cesantía.

Lo que tenemos que conformar es una ‘Red de Organizadores’ de la clase en los sindicatos, con su programa de transformación social, sus redes de comunicación, su prensa regular, su ética solidaria y de lucha, y sus escuelas de formación.

Agrupar las fuerzas para construir la base social organizada de una alternativa de trabajadores.

Toda larga marcha empieza por un primer paso. Nos queremos poner en movimiento para dar impulso a la reorganización masiva de la clase trabajadora. Inicialmente somos pocos los que emprenderemos este camino, pero si nuestro diagnostico es acertado, en el futuro decenas de miles encontraran sus banderas de lucha sociales y sindicales junto a nosotros, y acumularemos los cuadros y la gente organizada para dar un salto tanto en el terreno social como político.

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