*Manuel Sutherland
Con gran expectación se esperaba el gran “sacudón” varias
veces asomado por el gobierno. Con nervios se esperaban grandes cambios en
materia económica (fundamentalmente) ante los gravísimos problemas que en esa
área se suceden. Las grandes medidas nunca llegaron, las “movidas de mata” se
transformaron en enroques y la incertidumbre por el advenimiento de grandes
cambios se diluyó en las varias horas que duró la alocución…
Nada nuevo bajo el Sol… las promesas socialistas se
diluyen en la NADA
Luego de una sobradamente repetida introducción histórica
donde el Presidente recalcó lo maravilloso que ha sido el proceso bolivariano
para todo el pueblo, Maduro soltó el corazón de su mensaje de manera
inusualmente breve: "Estos son entonces un conjunto de ajustes, cambios
sumamente necesarios para colocar en su justa dimensión las tareas de este
momento histórico, las tareas, las cinco grandes tareas, las cinco revoluciones
(…)” Sobre éste último punto, Maduro redondeó: “Las "cinco
revoluciones" se harán en materia económica, del conocimiento, en las
misiones sociales, en la política del Estado y en la propuesta de:
"socialismo en lo territorial".
Lo que se pudo hacer y no se quiso
Con una introducción grandilocuente, Maduro generó cierto
nerviosismo en empresarios que creían que ésta vez sí se venía el
socialismo de verdad y que el gobierno iba (al menos) a estatizar
el comercio exterior y dejar de venderle dólares preferenciales a
importadores sobradamente fraudulentos. Se pensó que se iba a lanzar alguna
medida para frenar la fuga de capitales que arruina al fisco, algún importador
tramposo devenido en millonario se asustó en vano.
Algún empresario tembló al oír a Maduro, e imagino que le
iban a expropiar su improductiva fábrica, parapeto útil para el
fraude y la especulación con divisas oficiales.
Uno que otro burgués creyó que Maduro iba a crear
un sistema de salud pública que barriera con el matrimonio
criminal de aseguradoras y clínicas (mercaderes de la muerte).
Seguramente un explotador descontento con la ley del
trabajo, que según él es demasiado buena para el obrero, se asustó al imaginar
una reforma a tan odiada ley, en la cual se incluyeran la legalización
de los consejos obreros y mayores beneficios sociales.
Algún banquero multimillonario a fuerza de especular con
los bonos del Estado, devengando grotescas ganancias supuso que Maduro iba a
poner fin a semejante sangría,estatizando la banca y la deuda
interna pública, seguramente estuvo al borde del infarto.
El patrón especialista en doble contabilidad, adorador
del ajuste por inflación y de otras lindezas que facilitan los fraudes
tributarios que arruinan a la nación, estuvo al borde del colapso nervioso al
imaginar que iba a ver la prometida (desde hace meses) reforma fiscalque
acabaría con los suculentos fraudes tributarios de la burguesía…
Muchas promesas y expectativas, pero al fin y al cabo
NADA SUCEDIÓ.
Algunos “cambios” poco menos que cosméticos…
Las cinco revoluciones son tan abstractas (Socialismo
Territorial (¡!)) y tan a futuro (desarrollo de ciencia y tecnología nacional)
que parecen más bien uno de los objetivos que a largo plazo se plantean en los
“planes” de la nación.
Los “cambios” de ministros fueron meros enroques salvo
algunas caras “nuevas”. El Ministro de Energía a Cancillería, el Ministro de
las Comunas a Cultura, el Canciller a Ministro de las Comunas y un corto etc.,
ya que la mayoría fueron ratificados sin novedad. Los iniciales mea
culpa por seguir sosteniendo a un Estado burgués parasitario,
indolente y capitalista (Maduro dixit), terminaron en un
“intercambio de carteras ministeriales” que parece tan intrascedente como
colocarle: -Poder Popular-, a los mismos ministerios del Estado burgués.
Aunque la fusión de Ministerios es positiva, lo cual
muestra un freno a la hipertrofia de ministerios y viceministerios, parece
quedarse aún muy corta y tampoco reviste una transformación significativa en la
administración pública. Las “fusiones” no plantearon la necesidad de unificar
bajo un mismo capital, el desorden atomizado de empresas que prestan el mismo
servicio. Por ejemplo, es ineficiente, ineficaz y disparatada la cantidad de
bancos estatales. Fácilmente pudieran ser absorbidos por el Banco Venezuela y
aumentar así la concentración y centralización del capital que permitiese un
sólido aumento de su capacidad financiera. Nada de ello se asomó.
A través de los años, las “vicepresidencias” como órganos
de la necesaria articulación intraestatal, han manifestado su inoperancia,
improvisación e impotencia. Los delegados que cada ministerio envía hacia ellas
suelen ser funcionarios de bajo escalafón que a duras penas realizan informes
superficiales de realidades que desconocen. Rara vez se logran articulaciones
efectivas y duraderas. Nada hace pensar que la situación cambiará esta vez.
Parece interesante la designación de Dante Rivas, quien
pasará ahora a ser "Autoridad Única Nacional de Trámites y
Permisología", un nuevo organismo encargado de combatir el burocratismo.
Por lo poco que se escuchó al respecto, no parece haber voluntad para abrir al
ciudadano común una plataforma que permita auditar a través de internet las muy
oscuras operaciones estatales. Ni se habló de mecanismos informáticos para abrir
al público la lóbrega información estatal: compras, importaciones, inversiones,
“ayudas”, “donacione” y demás recursos que a todos nos pertenecen, pero que
ningún ciudadano tiene la información suficiente para lograr hacer una
auditoría mínima del uso que se les dio. Los 100 mil millones de dólares
(equivalente a un Plan Marshall), que en pocos años pasaron por el FONDEN
administrado de manera discrecional por el Ejecutivo, es un ejemplo del
gravísimo secretismo que inunda la gestión estatal. Sin ese paso, la lucha
anticorrupción es mero discurso huero.
Es positiva la fusión de varios fondos financieros
internacionales en uno sólo bajo domino del Banco Central de Venezuela. Sin
embargo, preocupa que gestionen ese fondo de forma poco transparente, sombría e
imposible de fiscalizar. De esa manera, miles de millones de dólares se esfuman
con una rapidez trepidante. Peor aún es que esos fondos vayan a regalarse a
nuestros radicícolas empresarios importadores, que ni siquiera importan las
mercancías (traen cajas vacías y se apropian de las divisas preferenciales),
ellos son excelentes exportadores de divisas.
Adiós al giro de timón o la insistencia en seguir
haciendo “lo mismo”
Parece que el gobierno está negado a emprender cambio
estructural alguno. La gravísima situación económica de la actualidad (la
inflación y fuga de capitales más alta del planeta, escasez, desabastecimiento,
endeudamiento oneroso, fraude importador (llamado por Maduro: Cadivismo)
deterioro del salario real etc.) fue olímpicamente negada o barrida por debajo
de la alfombra. Si bien Maduro insistió en que no va a haber un “paquetazo” del
tipo FMI, tampoco parece que va a haber un giro de timón hacia
la izquierda, ni ningún impulso concreto en la construcción socialista. En
economía no se lanzó ni una sola medida importante, ni un solo desventurado
cambio concreto que permita frenar la fuga de capitales, impulsar el aparato
productivo o solucionar los duros problemas que líneas atrás comentamos.
A menos que suceda un milagro o una desgracia universal
(una invasión estadounidense a Irán) que dispare los precios del petróleo, los
problemas económicos van a agravarse. El gobierno insiste en no efectuar
medidas radicales para enfrentar problemas radicales. Parece no notar el voraz
deterioro económico que sufren los asalariados que en el 2008 gozaban de un
salario con mucho mayor poder de compra, que destinaban a productos que ahora
ni siquiera se consiguen o cuestan 6 veces más que hace 6 años. El gobierno
sigue dándole la espalda a la espiral: fraude importador, fuga de capitales,
escasez, inflación, devaluación y caída del salario real. Lamentablemente para
nosotros esa espiral se sigue expandiendo sin remedio.
Manuel
Sutherland
Centro de Investigación y Formación
Obrera (CIFO_ALEM)
twitter@alemcifo
Ccs. 08/09/2014
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